Las autoridades de Nueva York anunciaron el viernes el arresto de más de 230 presuntos miembros de la pandilla MS-13 en Nueva York, Baltimore y El Salvador, una de las mayores operaciones contra esta pandilla presentada por Donald Trump como la encarnación de los presuntos lazos entre crimen e inmigración ilegal.
La operación contra la organización criminal hispana fue el resultado de más de dos años de investigación, dijeron en un comunicado los funcionarios de la agencia estadounidense antidrogas DEA y el fiscal del condado de Suffolk.
Este condado de Long Island, al este de Nueva York, es una de las regiones de Estados Unidos donde la MS-13 está más implantada.
De las más de 230 personas arrestadas durante esta operación, 96 son del condado de Suffolk.
El comunicado de prensa no especifica si son estadounidenses o de nacionalidad extranjera.
«Las detenciones de hoy pusieron fin a los esfuerzos de la MS-13 para construir un arsenal de brutalidad en la costa este», dijo el jefe de área de la DEA en Nueva York, Ray Donovan.
«Este anuncio es un mensaje para los líderes de la MS-13 en El Salvador y Los Ángeles, para hacerles saber que Nueva York se niega a alojarlos», agregó.
La operación evitó siete proyectos de asesinato, según el comunicado de prensa. También se incautaron unos 10 kilos de pastillas de cocaína, heroína, cannabis y fentanilo.
«La operación ayudó a crear un ambiente que llevó al liderazgo de la MS-13 en El Salvador a abandonar su plan para aumentar su presencia en Long Island», dijo el abogado del condado de Suffolk, Timothy Sini.
Trump ha hecho de la lucha contra los inmigrantes ilegales, principalmente los de América Central, una de sus prioridades.
En 2017, acusó a la MS-13, que tendría hasta 10,000 integrantes, de «tomar el poder literalmente en ciudades y pueblos estadounidenses».
«Estamos expulsando de nuestro país de la MS-13 y a muchos otros que no deberían estar aquí», reaccionó el presidente el viernes después del anuncio, a través de su cuenta de Twitter.
El MS-13 fue entrenado en Los Ángeles a mediados de la década de 1980 por inmigrantes salvadoreños y otros centroamericanos.
Algunos de ellos fueron expulsados en los años 1990 y 2000 a El Salvador, Guatemala y Honduras, donde ganaron poder, contribuyendo a hacer del norte de América Central una de las regiones más letales del mundo.