- El domingo 30 de octubre los brasileños decidirán en segunda vuelta quién presidirá el país, si el candidato de derecha y actual presidente, Jair Bolsonaro, o el candidato de izquierda y expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva. En ese escenario, expertos advierten sobre la desinformación en curso.
Desde reclamos acerca de encuestas supuestamente amañadas hasta acusaciones de que los principales candidatos presidenciales son caníbales o adoradores de Satanás, las elecciones de Brasil se han visto empañadas por la desinformación.
Con millones de brasileños que irán a las urnas el 30 de octubre, y mientras se espera un reñido resultado, los analistas advierten que Brasil podría ver una repetición de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en el 2020, cuando los partidarios invadieron el Capitolio estadounidense tras falsas afirmaciones del expresidente Donald Trump y otros acerca de que la elección había sido “robada”.
El actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, criticó de manera similar el sistema de votación electrónica, poniendo en duda su confiabilidad para registrar un resultado reñido.
Más recientemente, el candidato de derecha centró su atención en las firmas de encuestas, a las que acusó de “mentir” al colocarlo detrás de su rival, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Mientras tanto, aliados de Lula hicieron uso de un video de 2016 de Bolsonaro, en el que el entonces diputado dijo que cometería canibalismo durante una visita a una tribu indígena. Los funcionarios electorales prohibieron el video de la campaña.
Philip Friedrich, analista de investigación de tecnología y elecciones en Freedom House, dijo a la VOA que la desinformación de ambos lados está afectando la campaña.
“La naturaleza de la desinformación electoral ha cambiado durante el último mes. Antes de la primera ronda de votaciones, se trataba principalmente de que Bolsonaro y sus partidarios usaran tácticas de negación electoral. Por ejemplo, alegar fraude en las máquinas de votación sin pruebas para poner en duda la legitimidad del voto”, dijo.
“Ahora, las narrativas de desinformación están haciendo afirmaciones sensacionalistas, descontextualizadas y potencialmente dañinas sobre los candidatos. Por ejemplo, que Lula se asocia con Satanás y Bolsonaro abraza el canibalismo”, dijo Friedrich.
Un estudio de 2022 del Instituto Reuters de Gran Bretaña para el Estudio del Periodismo encontró que más del 70 % de los brasileños piensan que la desinformación es un problema en Facebook, WhatsApp, Google y YouTube.
Friedrich dijo que la autoridad electoral nacional de Brasil tomó medidas «agresivas», incluida la suspensión temporal de la aplicación de mensajería Telegram en marzo, luego de que Telegram no cumpliera con las solicitudes para eliminar la desinformación.
La semana pasada, en respuesta a una serie de ataques en línea contra los candidatos, a Alexandre de Moraes, presidente del Tribunal Superior Electoral de Brasil, se le delegó el poder de ordenar a las empresas de redes sociales que eliminen la desinformación.
Pero Friedrich dijo que un enfoque que le da a una persona el control sobre el contenido puede ser problemático.
“La desinformación es obviamente un problema importante para la democracia de Brasil, pero invertir demasiado poder sobre las decisiones de moderación de contenido en una sola persona, tan tarde en las elecciones, podría amenazar el derecho de las personas a hablar abiertamente sobre las elecciones durante un momento crítico”, dijo.
Thiago Alves, periodista de CNN Brasil y del sitio web en inglés Brazil Reports, ha sido testigo de cómo las afirmaciones falsas afectan a los votantes.
En septiembre, uno de los hijos de Bolsonaro afirmó falsamente que Lula cerraría todas las iglesias. Parecía diseñado, dijo Alves, para despertar el miedo entre los miembros de la Iglesia Evangélica, un poderoso lobby político.
“La gente como los evangélicos se estaba asustando mucho por eso. Entonces, Lula emitió un comunicado en el que expresa su apoyo a la libertad de religión”, dijo Alves a la VOA desde Sao Paulo.
“Hay muchas otras noticias falsas, pero creo que esta tuvo el mayor impacto. Bolsonaro dijo que Lula es amigo de [el presidente de Nicaragua, Daniel] Ortega, y que va a cerrar las iglesias”.
Alves dijo que, en su opinión, los votantes creían en los mensajes de la “máquina de noticias falsas”, una situación que puede dificultar las entrevistas.
“Los seguidores de Bolsonaro son muy agresivos. No les gustan los medios de comunicación. Si les preguntas si creen que Bolsonaro es un político corrupto, te puedes encontrar en una posición peligrosa”, dijo a la VOA.
Durante un mitin del 12 de octubre de Bolsonaro en Aparecida, una ciudad en la región de Sao Paulo, una multitud de 40 a 50 personas rodearon a un reportero y un camarógrafo.
Alves no estuvo en el evento, pero dijo que los reporteros le dijeron que la multitud los estaba “intimidando y gritando porque trabajan para un medio local afiliado a Globo TV”, una de los medios más grandes de Brasil.
“Otros profesionales tuvieron que ayudarlos a salir de allí”, dijo.
Alves dijo que tiene cuidado con la forma en que entrevista a las personas en los eventos de Bolsonaro.
“Ya sabía las preguntas que les haría y las que no les haría. En una manifestación de 60.000 personas, pueden volverse realmente agresivos en un abrir y cerrar de ojos”, dijo.
“Debes elegir a las personas adecuadas con las que hablas, como familias o personas mayores. Entrevisté a un hombre con su familia. Pero si ves a un joven o un grupo de tres jóvenes, no es buena idea acercarse”, dijo Alves.
Alves admitió que elegir preguntas neutrales significaba que estaba ejerciendo una especie de autocensura.
La VOA envió un correo electrónico solicitando comentarios a un portavoz de Bolsonaro, pero no recibió respuesta.
Sergio Khalili, representante del sindicato de periodistas de Sao Paulo, dijo que los periodistas fueron criticados de la misma manera que sucedió durante la presidencia de Trump.
Los periodistas son hostigados y amenazados “igual que con Donald Trump porque Bolsonaro dice que estamos mintiendo”, dijo a la VOA desde Río de Janeiro. “Parece aterrador. Somos objetivos de Bolsonaro y sus seguidores”.
Trump tenía una relación hostil con los medios, refiriéndose a ellos como el “enemigo del pueblo”. Los periodistas fueron acosados en sus mítines y en las redes sociales, y se hicieron “amenazas creíbles” contra los medios de comunicación, según un informe del Comité para la Protección de los Periodistas.
La posibilidad de un resultado cerrado en medio de la desinformación a gran escala y las afirmaciones de que sería robado el voto tiene a los observadores en ascuas y advirtiendo que en Brasil podría repetirse los eventos ocurridos en EEUU, dijo Friedrich.
También ve paralelismos con las elecciones en Myanmar en noviembre de 2020, cuando hubo un golpe de estado tres meses después de la votación.
“Las instituciones democráticas de Brasil son sin duda más sólidas que las de Myanmar y han demostrado una resiliencia considerable frente a los ataques de Bolsonaro contra el poder judicial, los líderes de la oposición y los medios de comunicación. Sin embargo, la actividad de las redes sociales ofrece una ventana importante a los movimientos políticos emergentes, y las luces de advertencia están en rojo en Brasil”, dijo.