La defensa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió el martes al Senado una absolución «lo más rápido posible» en el juicio político en su contra, mientras crece la presión para que comparezcan nuevos testigos tras las revelaciones de un exasesor de la Casa Blanca.
El equipo legal de Trump cerró sus alegatos de tres días argumentando que las acusaciones contra el mandatario, por abuso de poder y por obstrucción al Congreso, son demasiado leves y las fuentes muy flojas como para justificar su condena y remoción del cargo.
«Lo que les piden que hagan es echar a un presidente exitoso en vísperas de una elección sin fundamento y en violación de la Constitución», dijo el defensor principal de Trump, Pat Cipollone, dirigiéndose a los cien senadores que ofician de jurados.
«Instamos al Senado a rechazar los cargos», agregó Cipollone. «Es hora de terminar, lo más rápido posible».
Los alegatos finales de la defensa se conocieron en medio de pedidos de los demócratas de que el exasesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, sea llamado a declarar contra Trump, y de las amenazas republicanas a citar a cambio al candidato presidencial demócrata Joe Biden y a su hijo Hunter.
Trump está acusado de tratar de impulsar su reelección en 2020 presionando a Ucrania para que abriera dos investigaciones: una sobre los negocios de los Biden en el país europeo, y otra sobre la supuesta ayuda de Kiev a los demócratas en las presidenciales estadounidenses de 2016.
Los demócratas afirman que Trump congeló ayuda militar a Ucrania durante dos meses en julio para presionar al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a anunciar esas pesquisas, involucrando así ilícitamente a una nación extranjera en la política electoral estadounidense.
Los abogados de Trump no señalaron esas acusaciones específicas, pero dijeron que condenar a Trump sentaría un precedente que resultaría en batallas políticas en los próximos años.
«El listón para la acusación no puede establecerse tan bajo», dijo Jay Sekulow, otro abogado de Trump. «Si la destitución partidista es ahora la norma (…) los futuros presidentes, demócratas o republicanos, estarán paralizados cuando sean elegidos», dijo.