Desde brillantes galas veganas hasta trajes reciclados en las alfombras rojas: Hollywood ha intensificado sus esfuerzos en esta temporada de premios para reducir su huella de carbono.
Y aunque algunos científicos han acogido con satisfacción este renovado celo de las estrellas de cine por el cambio climático, otros cuestionan si en realidad son un ejemplo a seguir.
En las galas de los Globos de Oro, los premios del sindicato de actores (SAG) y los de los críticos se sirvieron menús de vegetales en lugar de las cenas típicas en estos espectáculos a base de carne.
Hongos maitake asados con queso vegano fue el plato que degustaron los asistentes al almuerzo que todos los años se celebra con los nominados al Óscar, cuya ceremonia, el 9 de febrero, tendrá un menú «70% vegetal».
Estos cambios fueron «valientes y compasivos», según el actor Joaquin Phoenix, un reconocido activista vegano que dijo que era la primera vez que comía en los Globos. También se llevaron elogios de otros defensores del medio ambiente como Leonardo DiCaprio y Mark Ruffalo.
Dentro de estos eventos llenos de estrellas, pocos se quejaron. Aunque el comediante Seth Meyers observó irónicamente que fue una suerte que los «críticos de comida» no fueran invitados a los premios Critic’s Choice.
Científicos como Brenda Ekwurzel, del grupo Union of Concerned Scientists, celebran la postura.
«Es muy importante lo que hizo Hollywood» y «muy emocionante para mí como científica», dijo a la AFP, explicando que convencer a la gente de que cambie su dieta es una de las mejores formas de reducir inmediatamente las emisiones.
Cambiar la dieta de 1,500 invitados pudo reducir la huella de los Globos de Oro aproximadamente 10 veces, ahorrando de 10 a 15 toneladas equivalentes de CO2, según el climatólogo Peter Kalmus.
A modo de comparación, una persona promedio en Bangladés genera una tonelada por día.
Pero una sola estrella que como resultado se convierta en activista contra el calentamiento global puede tener un «efecto dominó» mucho mayor en el público en general o incluso en los políticos, dijo Kalmus.
«Jets privados»
Sin embargo, no todo son aplausos. Algunos denuncian una hipocresía por parte de las estrellas y otros profesionales de la industria cinematográfica, que viajan por todo el mundo para asistir a festivales en Cannes, Venecia o Toronto.
«Es problemático hacer discursos sobre la emergencia climática si estás volando en jets privados», que dejan una huella mucho mayor, aseguró Kalmus.
Citó el caso de la actriz australiana Yael Stone («Orange is the New Black»), que acaba de anunciar que abandonaría su carrera en Estados Unidos porque considera «poco ético llevar una vida en dos países».
Kalmus estimó que dos viajes de ida y vuelta en primera clase al año entre Australia y Estados Unidos emiten entre 12 y 24 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.
El científico destacó que más allá de «evitar que esas emisiones salgan a la atmósfera», lo más importante es que la actriz puso «el planeta por encima de su carrera». Es un mensaje que deja claro que el cambio climático «es de hecho una emergencia».
Ekwurzel cree que las celebridades pueden también ejercer presión para que los rodajes cinematográficos, que son de alto consumo energético y por lo tanto altamente contaminantes, favorezcan las fuentes renovables, medios de transporte más limpios y reduzcan embalajes y residuos en la comida.
«Las personas que tienen recursos, como las de los Globos de Oro, son las que tienen el mayor poder económico para reducir sus elevadas emisiones», dijo, aclarando que «hay miles de formas de reducir nuestras emisiones como individuos».
Una de las escogidas por Phoenix, necesitará de jabón de cualquier forma.
La diseñadora de modas Stella McCartney celebró que el protagonista de «Joker» decidiera usar el mismo esmoquin «durante toda la temporada de premios para reducir residuos».
El comediante Ricky Gervais usó la iniciativa de Phoenix para hacer una broma en los Globos: «Eso no es nada, yo zurzo mis medias y deberían ver el estado de mis calzoncillos».
Al ser consultado sobre el impacto en las emisiones de carbono que puede tener la decisión de Phoenix, Kalmus admitió que era «difícil para un científico con camiseta y vaqueros» calcularlo, pero concluyó: «Voy a decir que ninguno».