Un estudio advierte que su presencia alcanza niveles de enfermedades como el cáncer, diabetes y otras
La enfermedad del hígado graso no alcohólico (HGNA) se ha convertido en «una epidemia», similar a las enfermedades no transmisibles como el cáncer, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes. En un artículo de revisión publicado en la revista científica ‘The Lancet Diabetes & Endocrinology’, investigadores destacan en primer lugar hasta qué punto la HGNA y la diabetes se dan conjuntamente en todo el mundo.
A continuación, abordan los principales mecanismos que intervienen en la patogénesis de la HGNA y la diabetes de tipo 2 y discuten si estos mecanismos sitúan a la HGNA en una posición importante para prevenir y tratar mejor las enfermedades no transmisibles y la enfermedad transmisible COVID-19.
Por último, utilizando un enfoque holístico, que integra los conocimientos desde el desarrollo de la primera infancia hasta la edad avanzada, proponen soluciones sobre cómo pueden utilizarse estos conocimientos para la prevención y el tratamiento personalizados de la HGNA en el futuro.
En todo el mundo, más del 25 por ciento de los adultos y del 3 al 10 por ciento de los niños padecen HGNA. Estas cifras aumentan hasta un 60 por ciento y un 40 por ciento en adultos y niños con obesidad y/o diabetes.
Estas cifras son alarmantes, porque el HGNA, y más aún la esteatohepatitis no alcohólica (HGNA) y la fibrosis hepática asociada al HGNA, aumentan el riesgo de enfermedades hepáticas avanzadas (por ejemplo, cirrosis hepática, cáncer hepático) y cardiometabólicas (por ejemplo, enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo 2).
«Dado que la mayor prevalencia de HGNA y fibrosis hepática se observa en pacientes con diabetes de tipo 2, enfermedad que ha aumentado epidémicamente durante las últimas décadas, centrarse en la interacción de la HGNA con la diabetes de tipo 2 puede ayudar a comprender mejor los principales mecanismos que impulsan el aumento mundial de la HGNA», destaca el profesor Kenneth Cusi, de la Universidad de Florida (Estados Unidos).
Al hacerlo, los autores identifican el aumento del consumo de alimentos densos en energía y de fructosa, así como la gordura visceral determinada genéticamente y el deterioro de la capacidad de deposición de grasa en la parte inferior del cuerpo como importantes impulsores de la HGNA y la diabetes de tipo 2.
La interacción entre el hígado graso y la diabetes, en la que intervienen la inflamación subclínica, la resistencia a la insulina, el aumento de los niveles de glucosa, la desregulación de las proteínas derivadas del hígado (hepatoquinas), la dislipidemia y la hipercoagulación de la sangre, amplifica el impacto de ambas enfermedades entre sí, así como de un estilo de vida poco saludable y el riesgo genético en el desarrollo de otras enfermedades no transmisibles, como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
Es importante destacar que los mismos mecanismos (inflamación subclínica, niveles elevados de glucosa y resistencia a la insulina) también aumentan el riesgo de un curso grave de COVID-19.
Los autores de la revisión creen que, en el futuro, la aplicación de estos conceptos permitirá un pronóstico de riesgo personalizado y un tratamiento individualizado de la HGNA. Además, los investigadores podrán desarrollar programas de modificación del estilo de vida y fármacos específicos para los respectivos subtipos en función de los distintos aspectos de esta enfermedad.