Una Cuba principia, desde este domingo 27 de noviembre hasta el 4 de diciembre, una semana de para despedir a Fidel Castro, el principal hacedor de la revolución cubana.
Los funerales de Castro, uno de los símbolos del siglo XX, se extenderán hasta el domingo próximo cuando sus cenizas sean inhumadas en Santiago de Cuba, cuna del alzamiento que lo llevó al poder en 1959. El traslado de las cenizas desde La Habana a Santiago, distante a unos 900 kilómetros, llevará cuatro días y apunta a convertirse en una movilización masiva de millones de cubanos, que no sólo muestre respeto por el líder sino también fortaleza en un régimen que sumó una cuota más de incertidumbre sobre el futuro.
El duelo nacional obligatorio llevó a anular toda reunión o espectáculo. Los partidos de béisbol, una pasión nacional, fueron suspendidos y se prohibió la venta de alcohol. Los restaurantes trabajan en un horario más corto que el habitual. Los medios nacionales, todos controlados por el gobierno, pasaron el día mostrando reportajes, documentales y debates en honor al «compañero Fidel»
Muchos de los 11 millones de habitantes de la isla, no disimulaban su pesar ante la desaparición del líder que durante casi medio siglo controló el país y enfrentó a Estados Unidos. Pese a que gobernó con mano de hierro, sofocó toda forma de oposición o la mandó a la cárcel o al exilio, Fidel Castro seguía siendo respetado aún 10 años después de haber entregado el poder a su hermano Raúl.