El inicio de la primera edición del British Open de golf en Irlanda del Norte desde 1951 se transformó en una pesadilla para sus excampeones, especialmente para el ídolo local Rory McIlroy, autor de un cuádruple bogey en el primer hoyo y de un triple bogey en el último, y para el estadounidense Tiger Woods, este jueves en el Grand Slam más antiguo.
Antes de iniciar el segundo recorrido el viernes, el estadounidense JB Holmes figura en solitario en cabeza tras conseguir evitar las trampas del Royal Portrush y acabar con una tarjeta de 66 golpes, cinco bajo par.
El golfista de Kentucky, tercero en el British Open en 2016, acabó el primer día con un golpe de ventaja sobre el segundo, el irlandés Shane Lowry. Después quedó un grupo de trece hombres, entre ellos los españoles Jon Rahm y Sergio García (vencedor del Masters de Augusta en 2017) y los estadounidenses Webb Simpson (US Open 2012) y Brooks Koepka (2 US Open, 2 Campeonatos PGA), todos ellos a tres golpes del líder.
Tras un primer recorrido catastrófico, McIlroy, campeón del Abierto Británico en 2014, se autodescartó de la lista de candidatos al título, al quedar ya a 13 golpes de la primera posición.
«Estuve nervioso desde el principio y no porque compita en casa, sino porque disputo el Open Championship», explicó el golfista norirlandés, número tres mundial.
McIlroy espera poder pasar el corte el viernes, para mitigar la decepción.
«Estoy evidentemente convencido de que si alguien empieza con 79 (golpes) en este torneo de golf no puede pensar en la victoria. Pero creo que mañana (viernes) puedo presentar una tarjeta bastante buena para poder seguir en liza el fin de semana», señaló.
– Molinari, en apuros –
Por su parte, Tiger Woods, tres veces campeón del British Open (2000, 2005, 2006), quedó un golpe mejor que McIlroy en el primer día, pero a 12 del primer puesto de Holmes.
«No he podido moverme tan bien como hubiera deseado», admitió. «No pude golpear la bola con consistencia», reconoció el ‘Tigre’, que en abril había firmado un gran regreso a la primera línea del golf al conquistar su quinto Masters de Augusta, que fue el decimoquinto título del Grand Slam de su carrera, once años después del anterior.
Entre los otros grandes nombres que tuvieron un jueves para olvidar en el campo norirlandés figuran los estadounidense Tom Lehman, con siete sobre el par, Phil Mickelson, cuatro sobre el par, y sobre todo David Duval.
Ese último, campeón del British Open en 2001, tiene 47 años y participa en esta edición con una invitación. Con un total de 91 golpes, 20 sobre el par, admitió que «únicamente podía ser el último».
Arrancó también mal el defensor del título, el italiano Francesco Molinari, que apenas pudo presentar una tarjeta de 74 golpes (+3), lo que le deja a ocho golpes de Holmes.
Ante este panorama lleno de sorpresas negativas, el numeroso público local centró su entusiasmo en otro irlandés, Darren Clarke. El golfista de 50 años, que ganó el torneo en 2011, finalizó 42º el primer día, tras haber figurado durante bastante tiempo entre los hombres que iban provisionalmente en los primeros puestos.