Crisis y pandemia asfixian la industria cultural en Argentina

Teatros y cines cerrados, estrenos suspendidos y conciertos cancelados. La pandemia trajo pérdidas millonarias a la industria cultural de Argentina y frustración a los artistas, un sector que aporta 2.6% a la economía del país.

Buenos Aires y su periferia, principal usina cultural del país, es epicentro de la pandemia con 90% de los más de 160.000 casos y casi 3,000 muertos de Argentina.

El cierre de teatros por la cuarentena, que se inició el 20 de marzo, empujó a algunos a reinventarse en lo virtual y a otros a la quiebra pese al auxilio estatal.

Los espectáculos masivos fueron cancelados o pospuestos. El multitudinario Lollapalooza se postergó a noviembre, aunque el avance de la pandemia trae malos augurios.

La Feria Internacional del Libro se suspendió y las editoriales, golpeadas, crearon una red de 900 librerías para venta virtual.

Además de las pérdidas económicas, la crisis del sector cultural pone en riesgo el trabajo directo de más de 300,000 personas, casi el 1.8% de la fuerza laboral del país.

Desde este lunes pueden reabrir las galerías de arte porteñas, un primer paso esperanzador. 

«Golpe de gracia»

El teatro y sus artistas están entre los más golpeados.

«Veníamos de una pandemia anterior: la recesión«, explica a la AFP Roberto Bisogno, presidente de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales.

Su teatro La Comedia quebró a finales de 2019. Su otra sala, el Teatro Apolo, en la mítica calle Corrientes, permanece cerrado.

«Estamos sin actividad hace cuatro meses, la situación es desesperante. Esto le da el golpe de gracia a la actividad teatral y la deja moribunda», describió.

El gobierno aprobó un protocolo teatral con menos público, pero la reapertura es incierta.

«El distanciamiento en las butacas compromete costear las producciones, y en el escenario limita lo artístico. ¿Cómo hacer una obra romántica sin un beso?», se pregunta. 

Una prolífica oferta teatral floreció en internet con pagos módicos o a la «gorra virtual». «Son paliativos«, definió Bisogno.

Jorge Colombo es bailarín de tango. Antes organizaba unas 17 milongas al mes para 2,000 concurrentes, la más importante en el club River Plate, con músicos y cantantes.

En julio su primera milonga virtual convocó a 40 personas. «Fue extraño, todos arreglados como para salir. Algunos bailaron solos, otros sólo estuvieron ahí». 

El arte se reinventa

María Andreani dirige la fundación que lleva el apellido familiar. El 24 de marzo debía inaugurar una sede de cuatro plantas dedicadas al arte contemporáneo en el barrio de La Boca.

«Cuatro días antes cerraron. Fue un balde helado, nos quedaron las obras expuestas y el champagne sin abrir«, cuenta. Tres meses después inauguró en modo virtual.

«La creatividad comienza a partir de los límites, seguiremos con ciclos de danza y entrevistas a artistas«, detalla.

También en La Boca, la Galería de Arte Barro encontró cómo seguir.

La pandemia frustró la apertura de su filial en Nueva York y su participación en ferias de París, Londres y Miami, detalló su dueño, Nahuel Ortiz Vidal.

«La compra de una obra de arte es irracional. Por eso entregamos a préstamo por un mes tres obras. Las mandamos a las casas de clientes para que convivan con ellas. La mayoría compró. Hay que adaptarse«, afirma.

Con 400 metros cuadrados para exhibición, Barro solía hacer «opens» para un millar de asistentes. Desde este lunes podrá recibir hasta cinco personas por día.

Quebrados

La productora Polka, del actor Adrián Suar y el Grupo Clarín, que lanzó grandes éxitos en cine y televisión, está en crisis y adeuda salarios a 300 empleados.

Desde hace 25 años es la mayor productora de ficción en Argentina.

«La pandemia me dio la estocada final», dijo Suar esta semana.

Su largometraje «Corazón loco«, que protagoniza junto a Soledad Villamil y Gabriela Toscano, iba a estrenarse en cines el 19 de marzo.

Se calcula que los cines perdieron la venta de unos 15 millones de entradas.

La cuarentena interrumpió la filmación de 18 largometrajes y 15 cortos, dejando sin trabajo a unos 4,000 técnicos, según fuentes sindicales. 

«Por amor al arte»

Los espacios culturales barriales y bares artísticos, semillero de artistas, se están hundiendo.

Aunque el balance se hará al final de la pandemia, muchos desaparecieron. 

Otros lanzaron una ingeniosa venta virtual de boletos, tragos y platillos «para usar cuando reabra«. «Se ha naturalizado que los artistas trabajen por amor al arte», dice a la AFP Lisa Kerner, gerenta de Casa Brandon, un espacio cultural del colectivo LGTB con tradición en el barrio de Villa Crespo. «Pero la pandemia los está matando«.

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