Un gimnasio del norte de México satisface el clamor de entusiastas del ejercicio y la vida saludable con el «covid fitness». Los entrena en cubículos trasparentes, libres de contactos o fluidos riesgosos, y exhibidos como en vitrina.
Mientras el país intenta transitar a la nueva normalidad del desconfinamiento, el gimnasio Challenge Fitness de Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos, decidió aislar los espacios donde sus clientes se ejercitan, fabricando habitáculos con plástico y madera conglomerada que asemejan peceras.
David Rojas, director del gimnasio, confiesa que la idea de los cubículos surgió tras un pleito con su esposa que lo llevó a dormir en otra habitación.
Fue para «que no me pase los virus (…) ahí se me prendió el foco», recuerda. «Si hacemos unos cuartos y habilitamos las instalaciones para que los clientes puedan entrar y hacer su ejercicio funcionalmente no debe de haber ningún problema», explica.
Con 1,541 casos confirmados y 381 fallecidos, Ciudad Juárez es la urbe del estado de Chihuahua más afectada por el nuevo coronavirus. México, con 127 millones de habitantes, cuenta 150,264 infectados y 17,580 defunciones.
Rojas, aficionado también al ejercicio, relata que el estrés por cerrar el negocio durante casi tres meses avivó su ingenio, pero también elevó sus niveles de colesterol y triglicéridos.
«Tratamos de hacer mucho eso de dar clases en línea y cosas así, pero no es lo mismo (…), la gente lo que quiere es salir, despejarse», agrega.
«Todo se desinfecta»
Nuevos rituales se han impuesto, como la toma de temperatura y la imprescindible dosis de gel antibacterial que trabajadoras del gimnasio ofrecen a cada asistente al llegar.
Durante las clases grupales, el único servicio que ofrecen por ahora y que Rojas ha bautizado «covid fitness», la dinámica parece la de siempre: apabullante música electrónica, luces de colores y una instructora dirigiendo cada ejercicio y repetición.
Ahora, sin embargo, ella está rodeada por los cubículos, donde los asistentes resultan muy visibles, a contramano del anonimato que suelen propiciar las rutinas convencionales. Cada espacio cuenta con pesas, bicicletas estacionarias y colchonetas, entre otros.
Una vez dentro, todos trotan, hacen sentadillas o flexiones, algunos usando mascarillas, al comando de Michie Rojas, la entrenadora del «covid fitness». «Todo se desinfecta entre clases para mayor seguridad», asegura.
Entre sus clientes más felices hay amas de casa como Aris Villa, que ya puede escaparse de la rutina y los hijos sin temor a contagios.
«Ejercitarse en casa es un poco difícil (…) Así que aproveché la oportunidad cuando me dijeron que tenían esta nueva modalidad aquí», dice.
Los gimnasios y centros deportivos en México pueden abrir al 50% de su capacidad y únicamente con cita en estados que estén en el segundo nivel de alerta epidemiológica, como Chihuahua, según disposiciones sanitarias.