Costa Rica y Panamá anunciaron este martes un mecanismo para el paso de migrantes no centroamericanos por su frontera común, ante la incapacidad de contenerlos pese al cierre de fronteras para frenar la propagación del nuevo coronavirus.
La Dirección de Migración de Costa Rica indicó que recibió una notificación de su similar de Panamá en la que reconoció «la nula posibilidad de contener el flujo migratorio de las 2,600 personas extraregionales que permanecen en su país, quienes ingresan vía terrestre y marítima».
La corriente migratoria incluye cubanos, haitianos, además de africanos y asiáticos, según las autoridades.
El mecanismo contempla un ingreso controlado de los migrantes a Costa Rica en vehículos panameños hasta ser entregados a las autoridades costarricenses, que los someterán a evaluaciones médicas.
«Ningún migrante con síntomas sospechosos de COVID-19 o fiebre será admitido en este flujo», destacó la Dirección de Migración de Costa Rica en un comunicado. Los dos países ordenaron el cierre de sus fronteras terrestres como parte de las acciones por contener el coronavirus.
Agregó que los migrantes serán trasladados a la zona norte de Costa Rica, para asegurar que sean atendidos por la Cruz Roja y evitar que recorran el territorio costarricense por sus propios medios.
Desde esa zona, los migrantes «buscarán las rutas para salir del país», para seguir en su viaje hacia Estados Unidos o Canadá.
La directora costarricense de Migración, Raquel Vargas, recordó que en 2016 el país se vio desbordado por un ingreso masivo de africanos y haitianos que se aglomeraron en la frontera con Panamá ante la negativa de Nicaragua de permitirles pasar.
«Ante la emergencia por el COVID-19, no podemos permitir repetir esa situación, y debemos prevenir y evitar, a través de las coordinaciones entre Costa Rica y Panamá, el libre tránsito de estos migrantes por el país», agregó Vargas.