Dos mujeres contrajeron matrimonio la madrugada de este martes en Costa Rica, que se convirtió en el primer país centroamericano en aceptar el casamiento igualitario, aunque la fecha no tuvo los festejos esperados por la pandemia del covid-19.
La entrada en vigencia fue recibida con una transmisión en la televisión pública y redes sociales que repasó la historia de la lucha por los derechos de la población sexualmente diversa.
Instantes después de que entrara en vigor, Dunia Araya y Alexandra Quiros se convirtieron en la primera pareja del mismo sexo en contraer matrimonio en Costa Rica.
Vestidas de blanco, las dos jóvenes se casaron en la localidad de San Isidro de Heredia, 14 km al noroeste de San José, ante una notaria protegida con cubrebocas, como parte de las medidas para evitar el covid-19.
Costa Rica es el octavo país de el continente americano en aceptar el matrimonio igualitario, el primero en Centroamérica y el 29º en el mundo.
«Este cambio provocará una transformación social y cultural significativa que permitirá a miles de personas casarse ante un abogado», comentó el presidente Carlos Alvarado en la transmisión.
La aceptación de estos matrimonios fue el resultado de un fallo de la sala constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 2018, que declaró inconstitucional una disposición del Código de Familia que prohibía los matrimonios entre personas del mismo sexo.
En el fallo, la sala constitucional dio a la Asamblea Legislativa (parlamento) un plazo de 18 meses para legislar al respecto y, en caso de no hacerlo, la disposición sería anulada el 26 de mayo, como ocurrió.
La decisión de la sala constitucional se dio en respuesta a una opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que en enero de 2018 determinó que las parejas homosexuales tienen los mismos derechos matrimoniales que las heterosexuales.
En la transmisión, organizada por la campaña Sí Acepto Costa Rica, se presentaron decenas de saludos de personalidades internacionales, como la cantante española Mónica Naranjo, quien adelantó que el cambio legal «ocasionará que otros países del continente lo sigan».
Los ojos del mundo
AFP/Archivos / Ezequiel Becerra Una manifestación el 4 de agosto de 2018 ante el Tribunal Supremo de Costa Rica, en San José, para pedir la legalización del matrinominio entre personas del mismo sexo
«Felicidades Costa Rica, los ojos del mundo están sobre ustedes», manifestó el activista estadounidense Evan Wolfson, de la organización Freedom to Marry (libertad para casarse).
La cantante mexicana Lila Downs felicitó a Costa Rica y aseguró que «vamos progresando, humanizándonos con acciones como esta».
La transmisión también hizo un repaso de la lucha histórica por los derechos de la población sexualmente diversa, incluyendo la persecusión que sufrió la comunidad en los años 80.
La activista Ana Vega, propietaria de La Avispa, el más tradicional bar gay de San José, recordó las veces que su local sufrió redadas policiales para impedir las fiestas de la comunidad sexualmente diversa.
Pero mientras la comunidad LGBTI celebraba, la diputada evangélica Nidia Céspedes rechazó el cambio legal y aseguró que se trata de «un día triste para la familia tradicional costarricense».
«La entrada en vigencia del matrimonio igualitario golpea el alma de generaciones de costarricenses, que cimentaron las bases de un gran país apegado a la familia y la vida», expresó Céspedes en un video divulgado en sus redes sociales.
AFP /Gráfico con los países y territorios del mundo donde el matrimonio homsexual es legal
Los legisladores evangélicos hicieron varios intentos de frenar el cambio legal, pero no reunieron el apoyo requerido para que el parlamento pidiera a la Corte Suprema de Justicia un aplazamiento en la medida.
El presidente Alvarado comentó en una reciente entrevista con AFP que el momento es propicio para que la población se acepte sin importar las diferencias.
«Es tan importante la inclusión de las personas de la comunidad LGBTI como la validación de que podemos tener diferentes creencias religiosas, practicarlas libremente, y todos coexistir sin lastimarnos unos a otros», dijo Alvarado.