Costa Rica responde al coronavirus con desarrollo tecnológico

Laboratorios y centros de investigación de Costa Rica pusieron su conocimiento al servicio del combate al nuevo coronavirus, con toda una gama de productos que permiten al país reducir su dependencia de bienes importados, en momentos de creciente demanda global.

Científicos costarricenses han desarrollado equipos de protección, ventiladores, cápsulas para trasladar pacientes contagiados y hasta un medicamento para tratar a los enfermos con la COVID-19.

«Con la llegada de la COVID-19 comenzamos a trabajar en la articulación de los diferentes sectores, académico, privado nacional y trasnacional, y la sociedad civil, en función de lograr el autoabastecimiento de equipo médico», comentó a AFP el ministro de Ciencia y Tecnología, Luis Adrián Salazar, en una entrevista por video.

Indicó que el desarrollo de conocimiento apunta a garantizar que el sistema de salud esté debidamente abastecido para hacerle frente a las demandas de la pandemia, para lo cual diferentes entidades trabajan en forma articulada en la elaboración de productos.

«Si tenemos que trabajar en una careta de protección, hay quienes pueden diseñar la careta, otros pueden diseñar los soportes, otro en 3D hace el prototipado del producto, y se presenta a las autoridades sanitarias para que lo validen», explicó Salazar.

Uno de los productos estrella en desarrollo en Costa Rica es un medicamento para tratar a los contagiados por el nuevo coronavirus, a cargo del Instituto Clodomiro Picado (ICP), un centro de investigación reconocido internacionalmente por la elaboración y exportación de sueros antiofídicos.

Para desarrollar el medicamento, el ICP recibió las proteínas del coronavirus de laboratorios de China y Gran Bretaña y los inyectó en caballos para que desarrollen anticuerpos.

AFP / Ezequiel BECERRA Máscaras de protección anti COVID-19 hechas por estudiantes y profesores de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Costa Rica (UCR) en San José el 7 de mayor de 2020

De esa forma, el plasma de la sangre del caballo servirá como base del tratamiento en desarrollo, que podría estar listo en tres o cuatro meses, explicaron científicos del ICP, adscrito a la Universidad de Costa Rica.

«Cuando se haga el procedimiento, el organismo del caballo reconocerá esas proteínas y generará los anticuerpos. Después, esos anticuerpos serán usados en los pacientes enfermos», explicó Mauricio Arguedas, veterinario del ICP.

Respiradores, kits de pruebas

Aunque Costa Rica ha logrado mantener controlada la propagación de la COVID-19, con una baja tasa de letalidad, el país se ha preparado para una posible explosión de contagios que aumente la demanda de respiradores artificiales, o ventiladores.

La UCR y el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) desarrollaron prototipos de ventiladores que están en fase de pruebas finales antes de ser producidos a una escala mayor para su uso en el sistema de salud.

Los de la UCR comenzaron a ser probados en humanos, mientras los del TEC están un paso atrás, en fase de pruebas en animales.

«En este esfuerzo ha habido empresas de muchos tamaños, desde las pymes, que hacen esfuerzos importantes, laboratorios, diseñadores independientes, y empresas trasnacionales que aportan su conocimiento de escalamiento de producción», comentó Paola Vega, viceministra de Ciencia y Tecnología.

Hub tecnológico

En las pruebas de detección del coronavirus hay varios esfuerzos en marcha, incluida la elaboración de hisopos elaborados con recina para tomar las muestras en las pruebas de contagio de COVID-19, explicó José Pablo Carballo, estudiante de ingeniería de la UCR que trabaja en el proyecto.

«El objetivo principal es poder tener producción local de hisopos ya que escasean a nivel mundial, y poder tal vez en algún punto, si es necesario, hacer pruebas masivas de COVID-19», agregó Carballo.

En tanto, el universitario Centro Nacional de Innovaciones Biotecnológicas (CENIBiot) está en proceso de desarrollar pruebas de detección del coronavirus, mediante la sustitución de los componentes disponibles en el mercado mundial por otros producidos localmente.

«Técnicamente es posible sustituir componentes, reactivos o tecnologías por otros que tienen una menor presión de demanda en el mercado mundial y, presumiblemente, de más fácil acceso», explicó Randall Loaiza, director del CENIBiot.

AFP / Ezequiel BECERRA Una investigadora del laboratorio de biotecnología del Instituto Tecnológico de Costa Rica, en Cartago, trabaja con plántulas desarrolladas para que los agricultores puedan obtener una mejor cosecha y ayudarlos a paliar los efectos de la pandemia

Los desarrollos ilustran cómo desde los años 90 Costa Rica se convirtió en un pequeño hub de alta tecnología, con la presencia de cerca de más de 250 empresas del sector, de las cuales 60 son de dispositivos médicos, según datos de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde), que promueve la inversión extranjera en el país.

Las exportaciones de dispositivos médicos pasaron de 580 millones de dólares en 2005 a 2.200 millones en 2015, alcanzando 23% del total de exportaciones costarricenses, según Cinde.

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