La decisión de Costa Rica de retirarse del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), es un nuevo revés para el avance de la integración centroamericana, según fuentes consultadas que ven como “lamentable” la actitud del presidente costarricense, Luis Guillermo Solís.
Solís, quien participó en pasado viernes en la cumbre de SICA que tuvo lugar en San Salvador para abordar temas de tecnología, intentó que se incluyera en la agenda y en la resolución el tema migratorio que involucra a cerca de 6.000 cubanos que intentan transitar por la región rumbo a Estados Unidos y se encuentran actualmente en territorio costarricense.
Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala prefirieron no discutir el tema y mantienen una posición de rechazo al paso de los cubanos por sus territorios, lo que supone un problema para Costa Rica, que les ha aceptado en su territorio y aun espera la llegada de más cubanos.
El vicepresidente de Guatemala, Juan Alfonso Fuentes Soria, dijo hoy que la reacción de Solís “lamentable”, pero al mismo tiempo envió el mensaje de que se ‘reconsidere la situación, porque el esfuerzo de integrar la región ha sido arduo y difícil, y no siempre es fácil ponernos de acuerdo”.
Solís, por su parte, considera que a los demás países del área “les faltó mostrar solidaridad”, razón suficiente para que decidiera apartarse del Sistema de Integración.
Costa Rica aceptó unilateralmente el ingreso de los ciudadanos cubanos, a los que les extendió una visa de tránsito, y luego ha solicitado el respaldo de sus vecinos. En el caso de Guatemala la explicación es que no se pueden alterar las políticas migratorias de manera antojadiza, aunque el presidente Alejandro Maldonado ha dicho que se podría permitir el ingreso de “algunos” cubanos –sin precisar esu número–, pero que además se tendría que hacer “de manera gradual.
Costa Rica ha tenido una participación siempre complicada en los instrumentos de integración centroamericana. En el caso del Parlamento Centroamericano ni siquiera toma parte, y en los tratados comerciales actúa de manera aislada.
Las autoridades guatemaltecas consideran que la actitud costarricense afecta la integración, y se espera una ofensiva diplomática, juntamente con Honduras y El Salvador, para intentar que Solís cambie su posición.