Corte de apelaciones reduce pena de Lula por corrupción

Un tribunal de apelaciones de Brasil redujo este martes la condena por corrupción del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva de 12 años y un mes de cárcel a 8 años y 10 meses, posibilitando que el líder de la izquierda se beneficie en pocos meses de un régimen semiabierto de prisión.

El fallo fue adoptado de forma unánime por los cuatro magistrados de la quinta corte del Superior Tribunal de Justicia (STJ), un colegiado de tercera instancia.

La legislación brasileña prevé que los presos puedan obtener el beneficio de un régimen semiabierto -con derecho a trabajo diurno- a partir del cumplimiento de un sexto de su condena.

Ese plazo se cumpliría, según el profesor de Derecho Constitucional Lenio Streck, en octubre de este año, dado que Lula, detenido desde el 7 de abril de 2018 en Curitiba (sur), ya cumplió un año de reclusión.

El relator del caso, el juez Felix Fischer, planteó la reducción de la pena, aduciendo que hubo un “exceso” en su evaluación.

Lula fue condenado en primera instancia en julio del 2017 por el juez anticorrupción Sergio Moro a 9 años y medio de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero. Esa pena fue agravada en enero del 2018 por un tribunal de segunda instancia (TRF4) a 12 años y un mes.

“Hoy el relator llega a la conclusión de que hubo un exceso por parte del TRF4 en la fijación de la pena y yo también vislumbré ese exceso”, dijo otro magistrado del STJ, Reynaldo Soares, al argumentar su voto.

Lula, de 73 años, fue acusado de ser el beneficiario de un apartamento tríplex en Guarujá (litoral del estado Sao Paulo) puesto a su disposición por constructoras para obtener contratos en Petrobras.

Los magistrados decidieron asimismo reducir las multas de reparación impuestas al expresidente, de 29 millones de reales (US$7.4 millones) a 2.4 millones (us$615mil), precio estimado del tríplex.

Y redujeron de 175 a 50 los “días multa” aplicados al expresidente por los crímenes a los cuales fue condenado. Cada “día-multa” equivale a cinco salarios mínimos de julio del 2014 (el salario mínimo era en ese entonces de 724 reales).

Los partidarios del expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, no han dejado de manifestar su inconformidad por la condena de su líder. (Foto Nelson Almeida / AFP)

Las deliberaciones se convirtieron en tendencia dominante en Twitter, con dos hashtags: #LulaLivreJà (Lula libre ya) y #LulaNaCadeia (Lula en la cárcel).

 Causas pendientes

La defensa de Lula anunció que apelará la sentencia, para exigir una absolución lisa y llana del exgobernante, que ve en los juicios una persecución política para impedir que la izquierda vuelva al poder.

“El único resultado que vemos compatible con este caso concreto es la absolución del expresidente Lula porque entendemos (…) que no cometió ningún crimen”, dijo uno de sus abogados, cristiano Zanin.

“Lula es inocente, merece ser absuelto, pero los votos por la reducción de su pena demuestran el nivel de persecución y de arbitrariedad al que Lula fue sometido por Moro y por el TRF4”, tuiteó la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann.

Esta victoria parcial de Lula no despeja otras amenazas sobre su destino.

El expresidente (2003-2010) fue condenado en febrero pasado a otros 12 años y 11 meses de cárcel por un tribunal de primera instancia por la realización de reformas en otra propiedad, igualmente a cambio de contratos en la petrolera estatal.

Su estadía en prisión se debe al caso del tríplex de Guarujá, dado que la ley brasileña permite que el primer recurso se pueda presentar en libertad. Pero si fuera confirmada esa segunda sentencia, permanecería en la cárcel. Lula enfrenta otros seis procesos.

Durante la campaña electoral, Bolsonaro prometió que, de ser electo, Lula se pudriría en la cárcel. Tras asumir el poder el 1º de enero, nombró ministro de Justicia a Moro.

 “Otras perspectivas”, para Lula y el PT

La eventualidad de un régimen semiabierto modificaría podría tener un impacto en la política de Brasil, donde la izquierda busca reorganizarse desde la victoria electoral en octubre pasado del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro.

“Como [Lula] tiene un instituto en Sao Paulo y tiene derecho a prestar asesorías, con el régimen semiabierto sus perspectivas cambian totalmente”, dijo el constitucionalista Lenio Streck.

Para Thomaz Favaro, analista de la consultora Control Risks, “el fallo del STJ abre el camino del regreso de Lula como articulador político y el hecho de que el PT no haya fomentado un nuevo liderazgo durante su ausencia (…) indica que el expresidente volverá a dictar el rumbo del partido”.

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