por Eugenia LOGIURATTO / con Jorge SVARTZMAN en Sao Paulo
Un tribunal de apelación condenó el miércoles a 12 años y un mes de cárcel al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que replicó proclamando ante miles de partidarios su intención de volver a dirigir el país.
«Ahora quiero ser candidato a la presidencia de la República», afirmó en Sao Paulo el exmandatario de izquierda (2003-2010), que lidera los sondeos para las elecciones de octubre.
Lula, que aún dispone de recursos para evitar la prisión, fue considerado culpable de haberse beneficiado de un apartamento tríplex ofrendado por la constructora OAS a cambio de su mediación para obtener contratos en Petrobras. La condena inicial era de nueve años y medio de prisión.
Los tres magistrados del Tribunal Regional Federal nº 4 (TRF4) de Porto Alegre (sur) respaldaron así ampliamente las conclusiones del juez Sergio Moro, autor de la sentencia de primera instancia.
El caso se enmarca en la Operación Lava Jato sobre sobornos pagados por constructoras a políticos de todas las tendencias para obtener contratos en la petrolera estatal.
El aumento de la sentencia se debe al agravante de que Lula, por su posición de máximo mandatario de la República de 2003 a 2010, carga con una «culpabilidad extremamente elevada», en palabras del juez del TRF4 Joao Gebran Neto.
Los mercados, que temen un retorno de la izquierda al poder, celebraron la derrota judicial de Lula. La Bolsa de Sao Paulo cerró con un alza de 3,72%, a 83,680 puntos, un récord histórico.
– «El mejor presidente de Brasil»-
Miles de personas -50.000 según los organizadores-, en su mayoría jóvenes vistiendo camisetas rojas, acudieron a la concentración convocada por organizaciones de izquierda en el centro de Sao Paulo, a la cual se sumó Lula.
«Salimos a la calle porque defendemos a Lula con uñas y dientes y porque lo consideramos como el mejor presidente de Brasil», afirmó uno de los participantes, Albingo Barzi.
– «Como Mandela» –
«Pueden retirarme derechos, no hay problema. Pero lo que yo quiero disputar con ellos es la conciencia del pueblo brasileño», proclamó Lula con su voz rasgada, levantando una ovación de los asistentes.
«Ellos no pueden encarcelar a las ideas, a la esperanza. Lula es tan solo un hombre de carne y hueso. Pueden prender a Lula, pero las ideas ya están con el pueblo», prosiguió el exlíder sindical, de 72 años.
Nelson «Mandela fue preso y después volvió y se convirtió en el presidente de Sudáfrica», señaló, evocando al ídolo de la lucha contra el apartheid.
El Partido de los Trabajadores (PT) denunció «una farsa judicial».
La dirección de ese partido se reunirá el jueves en Sao Paulo para proclamar su apoyo a la candidatura de su dirigente histórico.
El PT trata de recuperarse de los duros golpes recibidos estos últimos años: graves acusaciones de corrupción contra muchos de sus principales dirigentes y la destitución en 2016 de Dilma Rousseff, heredera de Lula.
«Lula es favorito pero su candidatura es sumamente incierta en este momento. Es una situación dramática para la democracia brasileña», dijo a la AFP el politólogo Fernando Schüler, del Instituto de Investigación y Educación (Insper), de Sao Paulo.
– Para los jueces, culpabilidad agravada –
El abogado de Lula, Cristiano Zanin Martins, pidió «la nulidad del proceso y la nulidad de la sentencia», aduciendo falta de pruebas.
Pero según el juez Gebran Neto, el hecho de que no exista un título de propiedad del apartamento tríplex de Guarujá se debe precisamente a la intención de ocultar que Lula era el verdadero destinatario del inmueble.
«El expresidente fue uno de los articuladores, si no el principal, del amplio esquema de corrupción» en Petrobras, que fragilizó «todo el proceso político brasileño», sostuvo el juez del TRF4.
La condena por unanimidad reduce los tiempos de los recursos, que son solo aclaratorios, y no de fondo.
Tras la decisión, Lula debería ser declarado «inelegible», aunque también caben recursos que le permitirían ganar tiempo e incluso registrarse como candidato y hacer campaña.
El presidente conservador Michel Temer trató de mostrar una normalidad institucional en una intervención ante el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza).
«Hay un combate arduo, pesado contra la corrupción en el país (…) Pero en Brasil las instituciones están funcionando, tenemos una separación absoluta de poderes», afirmó el mandatario, que es objeto de varias investigaciones por corrupción, trabadas por el momento por gozar de fueros políticos.