El derechista Alejandro Giammattei asumirá el martes como presidente de Guatemala hasta 2024 con el desafío de retomar la gobernabilidad para enfrentar la pobreza y corrupción, así como decidir si acepta recibir a mexicanos que piden asilo en Estados Unidos.
Giammattei, un médico de 63 años, releva en el poder a Jimmy Morales, un excomediante de televisión quien, a criterio de analistas, deja el país resquebrajado, con un aumento de la pobreza y un deterioro en la educación y la atención en salud.
Expertos consultados por AFP coinciden en que el nuevo mandatario debe comprometerse con retomar la gobernabilidad para encarar los grandes rezagos sociales de Guatemala, donde 59.3% de sus 15 millones de habitantes viven en la pobreza.
En la agenda latinoamericana, Giammattei ya anunció que expulsará a los diplomáticos venezolanos del gobierno de Nicolás Maduro, y reconocerá al líder opositor Juan Guaidó como mandatario encargado de la nación sudamericana, como ya lo hace la administración de Morales.
Y dijo que hará «planteamientos concretos» en el tema migratorio a Estados Unidos sin «llegar a la confrontación» con su par estadounidense, Donald Trump.
Expertos señalan que tendrá que trabajar con transparencia para atacar la corrupción y la impunidad, tras anunciar que no recurrirá nuevamente a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), un organismo anticorrupción de la ONU que terminó en septiembre una labor de 12 años en Guatemala, luego de que Morales no renovara su mandato.
Ante el vacío que dejará la Cicig, Giammattei propone pedir asistencia al FBI de Estados Unidos para la pesquisa criminal, y a Israel para adecuar los sistemas de inteligencia, según dijo en una entrevista con la AFP antes de las elecciones.
Giammattei, afectado por una esclerosis múltiple que lo obliga a andar en muletas, es defensor de la mano dura contra la delincuencia y es partidario de reinstaurar la pena de muerte.
Una «papa caliente»
El nuevo mandatario deberá abordar en lo inmediato la recepción de migrantes mexicanos que buscan asilo en Estados Unidos, medida que dispone un controvertido acuerdo migratorio con Washington.
Morales adelantó que esa negociación está pendiente y que le corresponderá al nuevo gobierno definir los procedimientos.
El Acuerdo de Cooperación de Asilo, firmado en julio pasado con Washington, ordena a Guatemala, según la Casa Blanca, brindar protección a los migrantes que viajen a través de su territorio para buscar asilo en Estados Unidos.
«Es una papa caliente para el nuevo presidente porque tiene que decidir cómo va a operativizar ese acuerdo», comentó Edie Cux, director de Acción Ciudadana, adscrita a Transparencia Internacional. «Sería muy atinado que lo revise y lo deje sin efecto», dijo a la AFP.
Morales «deja un legado en el que prácticamente se sometió a la voluntad de Estados Unidos», sentenció.
Para el politólogo Enzo Rosal la opacidad predominó en el acuerdo. «Al día de hoy no se sabe a ciencia cierta qué firmó y qué compromisos implica eso para el Estado en términos migratorios y cuáles son las repercusiones en el tiempo», dijo.
Ambos coinciden en que Guatemala carece de condiciones para recibir migrantes, cuando miles de sus ciudadanos salen del país ante la falta de empleo, servicios básicos y una alta violencia criminal.
Giammattei también prometió atacar las causas de la emigración irregular a Estados Unidos.
Menos muertes violentas
Para Cux, la falta de liderazgo y transparencia de Morales dejaron un alto costo para la nación y una herencia negativa para Giammattei.
«Hay un consenso general de que el gobierno de Morales prácticamente ha dejado en ruina a un Estado en muchos ámbitos, pero el que más retroceso tiene es en la lucha contra la corrupción», advirtió.
Pese a las críticas y una popularidad por los suelos, el mandatario saliente ha insistido en los últimos días en que su gobierno deja avances en materia de seguridad, salud, educación y economía.
Morales cita como un éxito la creación de una unión aduanera con Honduras, a la que se unirá El Salvador y que también ha despertado interés de México.
Datos de la policía indican que 2019 cerró con una tasa de 23,5 homicidios por cada 100,000 habitantes -la más baja en la última década-, con 3.578 muertes violentas.
Pero la cifra aún está lejos del promedio mundial de 6.1 homicidios por 100,000 habitantes en 2017, según el Banco Mundial.
En 2018 la tasa de homicidios de Guatemala fue de 26.1 por 100,000, una de las más altas de Latinoamérica.