CONSEJO DE VIDA: Trabajando desde la Paz (4 secretos para lograrlo)

Vivian Baak

¿Cómo hacer para poder mantener tu paz, tu nivel de conexión con el mundo espiritual y tu gozo mientras te dedicas a una actividad productiva que te genere los ingresos que deseas? La respuesta es simple: así como los árboles producen una nueva hoja a la vez, fruto de su constante evolución, de manera natural y sin sentirse agobiados por hacerlo.

Te das cuenta que todo lo que está sucediendo en las raíces del árbol, no lo ves, pero vaya que está sucediendo mucho. En la cultura oriental eso se llama Jing. Intercambio continuo de nutrientes entre Madre Tierra y las raíces de las plantas; esos nutrientes suben por las raíces hacia el tronco y las hojas. También está sucediendo la fotosíntesis en el intercambio energético que tienen las hojas con el sol. La clorofila del árbol se produce ya que la planta capta la luz y la transforma en electrones energetizados que dan lugar a la fotosíntesis. El árbol no sólo nos da sombra, nos ayuda a limpiar el aire de contaminación y además nos da clorofila. Cada árbol, cada planta nos beneficia y lo logra si bien con esfuerzo, pero un esfuerzo natural, no es una carga para la planta el darnos una nueva hoja, o un nuevo fruto. La planta lo hace feliz, en paz.

Las plantas trabajan desde la paz… y producen paz.

Es decir, las plantas trabajan desde la paz, desde el gozo, despacio, sin prisas, sin duda. Ellas sólo aprovechan el sol de cada día, la humedad de la tierra, sus nutrientes, y voila, crece, prospera y son fructíferas, se reproducen y todo ello sin temor, sin duda, sin cansancio, porque todo lo que hacen, aunque sea yang, lo hacen desde la paz, desde su lado yin.

Tú puedes trabajar cada día y llevar a cabo cada actividad productiva desde una perspectiva de calma y quietud, estar todo el tiempo conectado a tu lado espiritual, y a la vez materializando lo que desees con tu lado yang o tu lado masculino productivo.

Esto sólo es el comienzo de un método para materializar todo cuando desees y lo mejor, desde la paz y la quietud. Entre los ingredientes para la receta de “Trabajar desde la Paz” necesitarás lo siguiente:

  1. Mantenerte presente. Cada minuto y cada hora del tiempo que te dispongas a trabajar, mantente presente. No permitas que tu mente se vaya volando de un pensamiento a otro. Haz cada tarea poniendo todos tus sentidos en lo que haces. Visión, olfato, tacto, etc. Piensa en lo que haces y sólo en eso. Eso es hacer tu trabajo con dedicación. Transmítele a cada actividad la intención de lograr lo que te propones con lo que haces. Por ejemplo: si vas a llamar a un cliente para concretar una venta, concéntrate en eso. Conecta con tu cliente, interésate por él, dale toda tu atención, etc. Cumple lo que prometiste y a cabalidad. Pon toda tu energía en esa venta de modo que sea tanta que se materialice en buenos frutos. Respira largo y pausado mientras continúas poniéndole presencia a tus labores.
  2. Una cosa a la vez. Seguro se apilarán en tu escritorio uno que otro pendiente. Mantenlos organizados en orden de importancia de acuerdo a lo que te propones lograr. No desvíes tu atención de lo que haces hasta que lo termines y promételes a los pendientes que en su momento tendrán tu atención en forma completa y total. Respira largo y pausado mientras continúas haciendo una sola cosa a la vez. Recuérdate que todo en su tiempo y podrás lograrlo todo.
  3. Haz menos y logra más. No te cargues con muchas actividades a la vez. El día sólo tiene 24 horas. Analiza qué actividades son las más importantes para conseguir tus metas y alcanzar tus sueños y dales la prioridad de tu tiempo a esas actividades. Habrá cosas que tendrás que dejar de hacer o dejar para el futuro, cuando hayas logrado lo que te propones. Aprende a decir no y lograrás ver los frutos que anhelas. Respira largo y pausado mientras continúas diciendo no, dejando de asistir a un evento que no forma parte de tus prioridades o mientras dejas de juntarte con alguna que otra amiga con la finalidad de respetar tus prioridades.
  4. Sonríe. Sonríele a la actividad que realizas mientras la llevas a cabo. Sonríele a cada una de tus células mientras trabajas porque ellas están trabajando por ti y contigo y forman parte de tu equipo. Cada uno de tus órganos trabaja a tu lado en colaboración contigo para lograr tus metas y para materializar lo que te propones. Al sonreir, piensa en tu cuerpo y velo como el equipo de trabajo más fiel que tienes. Respira largo y pausado mientras le sonríes a tu equipo de trabajo, si es que cuentas con uno, y a la actividad que llevas a cabo. Esas vibraciones son ondas de gratitud y de empatía que harán de la actividad que llevas a cabo una obra próspera y abundante. Eres muy dichoso de poder llevar a cabo las actividades productivas que haces; así que dar gracias para ti en forma de sonrisas será un aliado muy eficiente para poder “trabajar desde la paz.”

Vivian Baak, Octubre de 2017.

 

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