Común denominador o caso aislado

RENZO ROSALRenzo Lautaro Rosal


 

La captura de los principales miembros del clan Rosenthal por parte de la justicia norteamericana, representa tocar el mundo de los intocables; columna esencial del entramado económico y político hondureño, con profundos tentáculos históricos en el resto de la región centroamericana.

Ese debería ser el primer anuncio de la persecución que de aquí en adelante debe focalizarse hacia las redes regionales de corrupción, lavado de dinero y complicidad, en donde una buena representación del empresariado de guante blanco ha fincado sus estrategias de acumulación y reproducción, penetración y uso de instituciones públicas y posibilidades de ampliar sus clústeres de negocios de la mano de alianzas con capitales emergentes y crimen organizado.

Ese entramado no es nuevo, pero sí lo es que comiencen a desfilar por la justicia y abandonen ese espacio, antes asumido como impenetrable.  Los efectos no deberían tardar mucho tiempo, especialmente para el empresariado guatemalteco.

Por cientos de años, los empresarios catrachos han creado sus redes de negocios bajo la égida de los guatemaltecos. Han copiado patrones, marcas y mecanismos de hacer negocios; en otros casos los han adaptado a su usanza. Claro, en muchas ocasiones han edificado sus estilos propios.

La familia en cuestión creó una enorme fortuna, de la misma forma que otras redes familiares lo han hecho a lo largo del siglo XIX y hasta la fecha. Aun en un entorno que ha privilegiado al empresariado de origen árabe (la segunda mayor concentración en América Latina, después de Chile), siendo ellos judíos, pudieron hacerse de empresas estatales venidas a menos que después se convierten en grandes emporios (cementeras), unido a la participación en el sistema financiero (banca y seguros), el paso por la meca del lavado (bienes raíces), la participación en negocios estratégicos (telecomunicaciones), y la creación de espacios de creadores de opinión, entre otras expresiones.

Esa forma de armar fuertes conglomerados, siempre relacionados con el mundo político, tienen como base las vinculaciones y apoyos que los inmigrantes árabes, convertidos en empresarios en ascenso, dieron a la presidencia del general Tiburcio Carías (1933).

A finales de la década del 40, esos grupos consolidan sus expresiones empresariales, convirtiéndose en actores influyentes de primera línea, que les ha llevado a ejercer la Presidencia de la República, ministerios, diputaciones y otros espacios de poder.

El vértice de acumulación y, por lo visto, el que abrió las puertas a los créditos y padrinazgos de operaciones de importantes redes de narcotraficantes, es su participación en el sector financiero. Su conglomerado, Grupo Continental, estableció relaciones estables con el cartel de los Valle y los Cachiros, convirtiéndose en intermediarios, fiadores y financistas.

Ese tipo de mezclas, llamado portafolio de negocios, es una constante que explica la capacidad de reproducción y mutación de los principales capitales asociados a la banca regional. Ven pasar crisis, infinidad de transiciones entre Gobiernos, afrontan las repercusiones de las crisis financieras globales, tienen control de las bancas centrales, juntas monetarias y otras instancias, e incidencia en el tráfico de influencias sobre los operadores de justicia, como parte de su abanico de operaciones siempre vigentes, a menudo fuera del alcance de medios e investigaciones que pongan en riesgo sus altos niveles de opacidad.

El modelo usado por los Rosenthal es común a los modos de proceder de una importante muestra de empresarios centroamericanos que han creado, por décadas, una estela simbólica de falsos nacionalismos, convicciones prodemocráticas, siempre que sean para resguardar sus bóvedas, intereses y clima favorable, para continuar siendo la imagen del salvador de la región, sin los cuales fuéramos más pobres y menos gobernables.

Está por verse si ese imaginario comienza a debilitarse o si, en definitiva, solo quiere manejarse como un caso aislado, un ejemplo de la disfuncionalidad y extremos a los que puede llevar la búsqueda insaciable de riqueza, para que los otros pongan barbas en remojo y no caigan en las tentaciones.

renzolautaro.rosal@gmail.com

Los efectos del caso Rosenthal (Honduras) no deberían tardar mucho tiempo en tener repercusiones en el empresariado guatemalteco.

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