Para no estigmatizar la ciudad de Wuhan donde apareció, ni a los ciudadanos chinos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) avanza con prudencia en la búsqueda de un nombre para el nuevo virus.
El nombre provisional de la agencia especializada de la ONU para el virus al que responsabiliza de una emergencia sanitaria internacional es «2019-nCoV».
Un nombre que combina su año de identificación y «nCoV» por «nuevo coronavirus», la familia del virus a la que pertenece.
«Pensamos que era muy importante encontrarle un nombre provisional para que no se asociara ningún lugar con su denominación», recalcó este viernes María Van Kerkhove, al frente de la unidad de enfermedades emergentes de la OMS en Ginebra.
«Estoy segura de que todos ustedes han visto muchas noticias de prensa que se refieren a él mencionando a Wuhan o a China, y queríamos asegurarnos de que no hubiera estigma», agregó, durante una reunión del comité ejecutivo de la organización.
Este sábado, China anunció que llamaría de manera provisional a la enfermedad «neumonía del nuevo coronaviurs» y usaría las siglas NPC (Novel Coronavirus Pneumonia).
La decisión final sobre el nombre se tomará en cuestión de días, y compete a la OMS y a los expertos del Comité Internacional de Taxonomía de Virus, encargados de su clasificación.
Pero cualquier denominación implica riesgos.
«Una carga innecesaria»
Según las recomendaciones de 2015, la OMS aconseja evitar nombres de lugares como Zika o Ébola, donde se han identificado estas enfermedades, porque la opinión pública los acaba asociando con una epidemia.
Sylvie Briand, directora del departamento de preparación mundial para riesgos infecciosos de la OMS, estimó recientemente que el uso de una denominación geográfica constituía «una carga innecesaria».
También se deben evitar nombres más generales, como «gripe española», ya que pueden estigmatizar regiones enteras o grupos de población.
«Tenemos que asegurarnos de que no haya estigma asociado con la enfermedad, y referirnos a individuos sobre una base étnica es completamente inútil e inaceptable», estima el director de los programas de emergencia de la OMS, Michael Ryan.
La OMS hace hincapié asimismo en que el uso de referencias animales puede causar confusión, como en el caso del H1N1, comúnmente llamado «gripe porcina».
Una denominación con consecuencias negativas para todo un sector económico, cuando la transmisión fue sobre todo humana.
El H1N1 también se llamó en ocasiones «gripe mexicana», lo cual «no era muy agradable para el pueblo mexicano», subraya Briand.
Los nombres de personas, con mayor frecuencia los de un científico que descubrió la enfermedad, también están prohibidos, al igual que los términos que pueden causar «un temor injustificado», como «desconocido» o «mortal» .
«Hemos constatado que los nombres de algunas enfermedades provocan reacciones negativas contra comunidades étnicas o religiosas, generan obstáculos injustificados para los desplazamientos o el comercio, o conducen a la masacre innecesaria de animales de granja», señala la OMS en sus recomendaciones .
Por el contrario la organización aconseja nombres descriptivos, que sean cortos y fáciles de pronunciar.
«Intentamos realmente ser lo más neutrales posible asegura Sylvie Briand pero también ayudar cuanto podamos, porque tenemos que dar a las cosas el mismo nombre en todo el mundo si queremos combatir al enemigo de la misma manera».