La experiencia y las formas de hacer las cosas del entrenador francés no tienen nada que ver con el choque que el Atlético ganó en el Calderón en el mes de febrero.
El proyecto de Zinedine Zidane en el Real Madrid como salvador de una temporada que había empezado mal y había eolucionado peor se tambaleó el pasado 27 de febrero en elSantiago Bernabéu. En una soleada tarde de sábado, el equipo blanco se dejaba tres puntos en casa contra el Atlético de Madrid. Otra vez una derrota ante los colchoneros en casa, en un derbi y ante una afición madridista que había soportado el bochorno del 0-4 del Barça en el Clásico de finales de año. Después de generar algunas dudas en partidos fuera de casa anteBetis y Málaga con sendos empates, la Liga se ponía prácticamente imposible. Zidane lo reconocía. El público estalló contra futbolistas y contra el palco. En una imagen casi inédita sólo vista meses antes en el Clásico, el Bernabéu coreaba a gritos «¡Florentino, dimisión!». El Madrid tocaba fondo.
Casi tres meses después, el panorama en Chamartín es completamente distinto. Zidane ha conseguido asentar al equipo, colocarle en la senda ganadora y convencer a todos de remar en la misma dirección. Logró pelear la Liga hasta la última jornada tras estar a 12 puntos del Barcelona, y clasificó al equipo para la final de la Champions… ante el Atlético de Madrid. Otra vez un derbi, sin duda el duelo que más dolores de cabeza ha traído al club blanco en los últimos años, pero que en el bando madridista se afronta con otros aires. Y que desde luego, se combatirá en el césped con armas bien distintas a las que dispuso Zizou aquella tarde negra de febrero, en la que Cristiano Ronaldo acabó realizando unas declaraciones explosivas en zona mixta que después tuvo que matizar («Si todos estuvieran a mi nivel, quizá iríamos los primeros»).
Y es que se preven hasta cinco cambios en el once titular que el técnico francés dispondrá en San Siro respecto a aquel que perdió en el Bernabéu. Por entonces, Zidane intentaba cambiar radicalmente la herencia de Rafa Benítez: un equipo basado en el orden, la rigidez táctica y la defensa por delante del ataque por una versión libre, virtuosa, con mucha más presencia de talento en el once titular y dando toda la prioridad al ataque. Aquel Madrid sufría tres bajas significativas: Carvajal, Pepe y Bale, los tres lesionados. Danilo, Varane y James ocuparon su sitio, pero además de eso, Isco formó en la línea de tres del medio campo junto a Modric y Kroos. Muchos centrocampistas creativos, en un plan similar al de Carlo Ancelotti temporadas anteriores.
No salió bien. El Madrid nunca supo encontrar huecos ni romper líneas, y el Atlético estuvo cómodo durante casi todo el partido. En un choque sin apenas ocasiones, demasiado plano,Griezmann marcó en una jugada aislada y finiquitó el choque. Zidane se dio cuenta entonces de que el centro del campo merengue no estaba, ni está, para aguantar sólo con ‘jugones’ y que hacía falta un elemento que vertebrase todo. Un ancla para no dejar a la BBCaislada del resto del equipo. Casemiro apenas ha perdido la titularidad desde ese día, al igual que los jugadores que entonces estaban lesionados.
Bale llegará bien, salvo contratiempo de última hora, a un partido donde debe ser absolutamente clave. Sus condiciones físicas actuales y su desborde y efectividad de los últimos dos meses le han convertido en el jugador más desequilibrante del equipo, algo que será fundamental para desbordar de forma individual y de ese modo romper el esquema defensivo del Atlético. Además, con Casemiro el Madrid espera no conceder esas temidas ocasiones al contragolpe que los colchoneros aprovechan tan bien. Y Carvajal aportará desborde por la derecha, siendo los laterales también fundamentales para sorprender en un duelo que se presume muy cerrado. Este Madrid es menos virtuoso, tendrá algo menos el esférico… pero será más directo y mucho más sólido. Así es el Madrid de Zidane casi 90 días después.