Los ministros de Agricultura africanos, reunidos este lunes en Marruecos, debatirán sobre el desafío de producir lo suficiente para alimentar a África -donde el cambio climático causa estragos-, preservando al mismo tiempo el medio ambiente.
El tiempo apremia: se prevé que el rendimiento agrícola caiga un 20% en África de aquí a 2050 debido a la degradación del suelo y la desertificación causadas por inundaciones y sequías, y, paralelamente, la población se duplicará, según los expertos.
El continente es víctima de repetidas crisis climáticas, declaró a la AFP Seyni Nafo, embajador de los países africanos en las conferencias internacionales sobre el clima.
Hay ejemplos recientes: desde la semana pasada, una parte de la República Centroafricana está inundada y en el sur del continente la sequía amenaza de hambruna a 45 millones de personas, informó el viernes la agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
«Seis de los diez países más vulnerables al clima se encuentran en África, que posee dos tercios de las tierras cultivables del mundo», dice Nafo, también secretario general de la Fundación AAA (Adaptation of African Agriculture to climate change), organizadora de la reunión, en la Universidad de Benguerir, en Marruecos.
La reunión de ministros concluye el martes.
«Penuria de harina»
El aumento de la producción agrícola y alimentaria es aún más crucial porque el hambre conduce a desplazamientos de población, violencia y agitaciones políticas. Nafo cita el caso de Sudán, donde las primeras manifestaciones de principios de 2019 se debieron a una multiplicación por tres del precio del pan, y a la «escasez de la harina».
En África subsahariana, los primeros éxodos masivos de tuaregs del norte de Malí se produjeron después de grandes sequías y de una degradación de los recursos naturales en los años 1970, recuerda.
Además, no se puede encontrar una solución sostenible en el Sahel, golpeado por conflictos intercomunitarios (sedentarios y nómadas, por ejemplo) y un brote de violencia yihadista, si no se aborda el tema de fondo de la producción agrícola, informa un experto de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD).
«Necesitamos hacer que la agricultura y la ganadería sean más resistentes al clima, de lo contrario nos enfrentaremos a grandes desastres, la opción militar no puede ser la única solución», agrega Nafo.
Según él, el «integrismo religioso» y el yihadismo tienen su «propia dinámica», pero la presión a la que se ven sometidos los recursos como en el lago Chad, por ejemplo, que «se redujo mucho en 40 años», constituye un «terreno fértil» para la violencia y la migración de la población.
Los africanos reivindican el derecho a desarrollar la agricultura basándose en que el continente emite muchos menos gases de efecto invernadero que los demás (apenas el 4% del total).
A falta de unas semanas para la próxima conferencia sobre el clima, la COP25, que tendrá lugar del 2 al 13 de diciembre en Madrid, los debates en los que participarán donantes internacionales, científicos y oenegés se centrarán en cuatro temas principales:
– La gestión del suelo o cómo retener el dióxido de carbono mientras se mejora la fertilidad de los suelos degradados.
– La gestión de los recursos hídricos, en particular cómo generalizar el riego por goteo para ahorrar agua y mejorar el rendimiento, incluso en las granjas familiares muy pequeñas, que son las más vulnerables al cambio climático.
– La gestión del riesgo climático a través de sistemas de alerta digitales, tanto para la producción, a través de datos meteorológicos, como para la cosecha y la comercialización.
– El acceso a la financiación de los agricultores, en particular a través de la «banca móvil» (que permite transacciones de modo remoto con dispositivos móviles) y de los Estados a través de la posible emisión de bonos verdes para financiar inversiones sostenibles.
Cuatro países ya han desarrollado planes de inversión prioritarios, de 3 millones a 400 millones de dólares cada uno: Costa de Marfil, Malí, Marruecos y Zambia.