Cineuropa
Debido al gran éxito y recepción internacional que ha obtenido la cinta guatemalteca Ixcanul, dirigida por Jairo Bustamante, reproducimos la entrevista y crítica que el portal cineuropa.org publicara en la red sobre el compatriota y la película.
El punto de partida de la película
Todo comenzó al conocer a María, la verdadera María, una mujer kakchikel que vive en una región muy aislada de la meseta de Guatemala, en una región que se llama Sololá, en donde hay una gran concentración de la etnia maya kakchikel. Mi madre, que es médica y hacía campañas para intentar convencer a las mujeres de dejar que sus hijos se vacunasen contra la polio, que en la época devastaba el país, se había encontrado con esta mujer, y me la había presentado. Ella me contó un poco su historia. La imaginé, se la volví a contar y le pedí permiso para contársela al público. Quiero que la cuentes porque no es mi historia, es la historia de muchas mujeres. Pero no quiero que digas cómo me llamo y no quiero ver la película, me dijo. Has hecho bien en contármelo pero no vengas a enseñármelo, añadió. Y es ahí desde donde todo partió.
Rodar en un país maya
Tenía la idea de hacer una película en dos partes, con una parte puramente social. Fui entonces a esta región, a la meseta de Sololá. Después, rodamos en una región cercana. Lo localizamos ahí por los volcanes. Rodamos cerca de los volcanes en actividad y la parte social la grabamos en los volcanes inactivos. Organicé de talleres de expresión, espacios en donde invitaba a las mujeres kakchikel a venir, a reunirse y a hablar, primero, de todo lo que tenían ganas. Pero rápidamente, todos estos talleres tuvieron problemas porque los espacios de expresión para las mujeres mayas son casi inexistentes. Esto me sirvió enorme y egoístamente para terminar el guion, para finalizarlo de una manera realista y tener un espacio en donde pudiesen reunirse y hablar… También tenía la pretensión (porque era una pretensión) muy ingenua de encontrar a actrices en estos talleres. No había pensado que la gente podía no estar interesada en convertirse en actores. Simplemente les propuse todo, pero no les interesaba o no podían. Las que estaban interesadas no podían dejar su casa, su marido (porque debían prepararles la comida, etc.) o sus padres. Y entonces, a partir de ahí, decidimos hacer un cásting más tradicional. Fui después a la otra región, a la de los volcanes en actividad, Santa María de Jesús, bajo un volcán que en esta ocasión estaba inactivo; al que llamamos Volcán de Agua. Es un volcán muy verde, muy vegetal. Puse un poste en un camino y escribí casting en una pancarta. Esperé a que la gente viniese pero nadie lo hizo. El día después, escribí oferta de empleo, y entonces tuve filas de personas en la puerta. El filtro fue muy rápido; les expliqué que el empleo era trabajar como actor en una película. Empezamos a sentir a la gente que venía por el trabajo y la que venía por la curiosidad o por la pasión del cine.
Contraste entre dos culturas
Siempre ha estado presente. De hecho, he vivido en las mesetas de Guatemala hasta mis 14 años. Esa es también la razón por la cual quería que la película fuese hablada en esta lengua. Tuve que luchar para ello, y sigo haciéndolo, pero no sé aún si voy a tener éxito, para que la película no sea doblada, porque creo que perdería bastante si quitamos la lengua maya. Y es algo que he vivido… Había hecho un cortometraje antes, en donde había evidentemente una historia que quería contar. Pero quería tener la experiencia de filmar en Guatemala, en un país en donde en realidad no hay cámaras, ni película ni laboratorios. Entonces, la idea era la de partir con todo el equipo desde Francia y llegar y filmar a ciegas, diciéndonos, después veremos si hemos grabado algo. En este caso, era la historia de dos niñas. Salimos a hacer un casting un poco salvaje y nos fijamos en una niña que era exactamente el personaje que queríamos. De hecho, estaba ahí para trabajar en una plantación de cebollas pero vivía muy lejos, en una pequeña casa. Quisimos ver a su madre. Cuando llegamos, no se lo podíamos explicar porque no hablaba español, así que volvimos con un traductor. Le dijimos que queríamos hacer una película. Nos preocupamos de la manera en la que le presentamos el proyecto. Pero ella no entendía lo que era eso de hacer una película. Le dijimos que es como la televisión, pero para una sala más grande. Nunca he visto la tele en mi vida, nos dijo. Se trataba de este tipo de contraste. Incluso si yo viví y crecí allí, formando parte de lo cotidiano.
Su proyecto cinematográfico
No creo que esté construyendo una estilo en mi carrera. Pero estoy seguro de que mi próxima película, que estoy escribiendo, será una película guatemalteca con una historia guatemalteca. Tengo ganas de contar esta vez algo sobre la parte urbana de Guatemala; esta ciudad que no es ni agradable ni acogedora, que es muy hostil. Lo maya, si estamos en medios urbanos, no se puede separar de Guatemala, donde un 30% de la población lo es. Por ello habrá algo de mezcla.
Sueño silencioso
Tenemos la representación de un cuento de hadas en el gran regalo que nos hace el director guatemalteco formado en Francia Jayro Bustamante, en forma de su primer largometraje, en donde nos descubre la comunidad maya de donde viene. Ixcanul [+](literalmente, “volcán”), en competición en el 65º Festival de Berlín, nos sumerge en la vida de una plantación de café, en las montañas, que tiene como horizonte un majestuoso volcán cuya serenidad y fuerza se encuentra en el seno del grupo de trabajadores temporeros. Con calma, ellos realizan su labor cotidiano, con simplicidad y buen humor conversan en la mesa, de manera abierta pero, también, con lo justo y necesario de pudor. Observándolos, somos inmediatamente conscientes de estar en contacto con una civilización milenaria, a través de la humanidad que irradia la gente de ese pueblo que siente el café y el volcán, una profunda y noble humanidad.
Esta nobleza también se lee en la fuerza de los trazos de la bella cara de la joven María, de 17 años, comprometida con el gerente de la plantación. Mientras, aunque no deja que sus padres lo vean –cariñosos pero demasiado pobres como para rechazar este matrimonio concertado–, es a otro a quien ha decidido ofrecer su corazón. De hecho, se ofrece a él por completo, lo que tiene una directa y sorprendente consecuencia, ya que el temporero Pepe representa para ella una vida que nunca podrá tener. Ese sueño silencioso de aura bucólica cubre, sin embargo, la vida cotidiana de María, algo que es mucho más duro.
Su amor incondicional sobreviene como estreno, sordo pero potente, en las entrañas de un volcán inmóvil, como una ola de mar de fondo levantada por una serpiente que parece perturbar las profundidades. Maria está embarazada, y aunque este hecho sea de todo menos ideal, las supersticiones arcaicas y la sabiduría ancestral indican que este bebé quiere vivir.
Desgraciadamente, el encadenamiento de situaciones puesto en marcha por su deseo de huir con Pepe fuerza a sus padres a encontrarse urgentemente, junto a su hija, con el mundo moderno, demasiado condescendiente tanto para hablar su idioma como para realmente ayudarla, incluso en el recinto de un hospital.
Tras este viaje, los sentimientos sinceros y profundos que la elección de María ha llevado a la superficie se transforman en una sensación visceral de desgarramiento, en un dolor del corazón y de la carne más conmovedor incluso si sabemos que pronto dejaremos de ver esa inmensa emoción en el tranquilo paisaje, sino que volverá para acurrucarse en el corazón del volcán, en donde permanecerá con dignidad, olvidada por todos.
Ixcanul está coproducida por la compañía francesa Tu vas voir Productions y vendida a nivel internacional por Film Factory Entertainment.