Josip Broz Tito, quien murió hace 40 años, fue el líder indiscutido, temido y admirado de Yugoslavia. Sin su carisma unificador, el país estalló una década más tarde.
Tito, que falleció a punto de cumplir 88 años, era admirado por haber logrado hacer retroceder a las fuerzas de ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial al frente de sus renombrados partisanos.
También se le reconoció haber brindado prosperidad a Yugoslavia y desempeñado un sutil equilibrio entre el bloque comunista y Occidente durante la Guerra Fría.
Pero el presidente vitalicio alimentaba un culto a su personalidad y lideraba un régimen autoritario.
¿Quién era realmente Tito?
Tito gobernó el destino de la federación yugoslava durante 35 años, pero abundan los rumores que dicen que no tenía verdaderos orígenes yugoslavos.
Según su biografía oficial, nació en la localidad croata de Kumrovec, hijo de un padre croata y una madre eslovena.
Pero de acuerdo con los adeptos de las teorías conspiratorias, el «verdadero» Tito nunca regresó tras haber sido capturado por los rusos durante la Primera Guerra Mundial.
Los hay que incluso afirman que un agente ruso asumió su identidad y terminó por fundar Yugoslavia.
En 2015, un diario sensacionalista serbio llegó a decir que la CIA había establecido «a través de un análisis fonético» que Tito hablaba el serbocroata con acento extranjero y que «probablemente era de origen ruso o polaco».
La isla prisión
Los «yugonostálgicos» recuerdan una época dorada socialista durante la cual, la atención médica y la educación eran accesibles a todo el mundo.
Pero Tito fue también un líder autoritario despiadado con los opositores, que fueron encarcelado por millares en campos o prisiones especiales. Entre ellas, el establecimiento penitenciario de la isla de Goli Otok, en las costas croatas, donde fueron encerrados los presuntos estalinistas.
Según historiadores y archivos citados por la prensa, más de 15,000 prisioneros políticos fueron detenidos en Goli Otok y centenares de ellos murieron.
El número total de víctimas nunca ha sido establecido.
Amante de la vida
Tito defendía la igualdad socialista pero tenía un marcado gusto por las cosas refinadas, desde las fiestas extravagantes a los cigarros cubanos, pasando por un yate de lujo.
La opulencia en la que vivía junto a Jovanka, su tercera esposa, impresionó mucho a la estrella de Hollywood Richard Burton durante una visita en 1971.
«Vivían en un lujo extraordinario, no he conocido nada igual. Creo totalmente a la princesa Margarita cuando dijo que todo eso situaba a Buck House (el palacio de Buckingham) al nivel de la clase media», escribió el autor en sus diarios.
Otras celebridades fueron invitadas por Tito a Belgrado, y a su residencia de verano en el archipiélago de Brioni, entre ellas Sophia Loren, Gina Lollobrigida y Elizabeth Taylor, e incluso la reina Isabel II.
«Bastones de la juventud»
El cumpleaños de Tito, el 25 de mayo, fue celebrado durante mucho tiempo como la Jornada de la Juventud.
A partir de 1947, los jóvenes oriundos de toda Yugoslavia participaban en una carrera de relevos para llevar un bastón al líder, que recibía al último corredor en una ceremonia de cumpleaños en un estadio de fútbol.
La carrera, que duraba un mes y pasaba por las principales ciudades, era seguida por la radio y la televisión.
Unos 22,000 de esos bastones están expuestos en el Museo de Yugoslavia, y conservan mensajes de felicitaciones. La carrera de relevos continuó hasta 1987, es decir siete años después de la muerte de Tito.
Ni Oeste ni Este
Tras su ruptura con el dictador soviético Joseph Stalin en 1948, Tito se dedicó a incrementar sus relaciones con Occidente.
En 1961, fue uno de los padres fundadores del Movimiento de los No Alineados, junto a los líderes indio, indonesio, ghanés y egipcio. Este foro de naciones en desarrollo representó una voz alternativa para aquellos que no quería tomar partido en el enfrentamiento Este-Oeste durante la Guerra Fría.
El MNA cuenta actualmente con 120 miembros, pero de las ex repúblicas yugoslavas, sólo Serbia y Montenegro siguen presentes, aunque como observadores.