Miles de hondureños colmaron este viernes seis de los 11 mercados que abastecen la capital, Tegucigalpa, antes de que las autoridades los cerraran temporalmente por considerarlos focos de contaminación del nuevo coronavirus.
Grupos de policías cuidaban las entradas y calles adyacentes para obligar a vendedores y compradores a mantener el distanciamiento social antes del cierre.
«En los mercados era como durante las compras de Navidad», aseguró la ministra de Salud, Alba Flores, al canal 6 de la televisión local. «La población salía sin el distanciamiento social y sin mascarilla», lamentó.
Según el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos, «ante el riesgo inminente de un contagio masivo», se ordenó el cierre de los mercados Las Américas, Colón, San Isidro, Zonal Belén, Mama Chepa y San Miguel a partir del viernes a las 18H00 (00H00 GMT de sábado).
El cierre será hasta que «presenten los protocolos exigidos por la autoridad», añadió.
El país centroamericano registraba hasta el jueves 10.739 contagiados de covid-19 y 343 fallecidos, pero las autoridades admiten que hay un subregistro porque su capacidad de realizar pruebas es limitada.
La mayoría de los hospitales están desbordados por el elevado número de contagios, mientras brigadas médicas salen a los barrios para detectar casos. En un solo barrio han detectado 130 enfermos por día.
El gobierno mantiene el toque de queda, pero la población puede salir a abastecerse de alimentos, medicinas, combustible y a los bancos conforme a su último dígito del carnet de identidad o residencia.
Honduras tiene 9,3 millones de habitantes, con cerca del 70% en la pobreza y un 44% en pobreza extrema, la mayoría dependiente de la economía informal y sin poder cumplir el confinamiento.
El gobierno impulsó una reapertura «inteligente» de la economía a partir del 8 de junio, que se realiza de forma paulatina según el número de contagios en cada zona del país.