Cientos de migrantes centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos ingresaron a México desde Guatemala este jueves aprovechando la ausencia de fuerzas de seguridad en la frontera, constató un equipo de la AFP.
Los migrantes lograron entrar en el territorio mexicano al amanecer, sin enfrentar resistencia alguna y tras cruzar el poco caudaloso río Suchiate, que separa a Guatemala con el sur de México. En pocos minutos empezaron a caminar formando una columna por una carretera de Ciudad Hidalgo, en el estado mexicano de Chiapas.
Entre silbidos y gritos de «¡Ahí vamos!», los migrantes, en su mayoría hombres aunque también había algunas familias enteras, apuraban el paso mientras se dirigían a un punto de revisión fronteriza localizado a corta distancia de ahí.
El lunes pasado, unos 500 migrantes consiguieron cruzar a México por la misma zona, a pesar de los gases lacrimógenos que les lanzaban guardias nacionales, a quienes respondieron arrojando piedras.
Pero ese grupo fue detenido más tarde en un control de carreteras. Desde entonces, México reforzó fuertemente la seguridad en la frontera, lo que pareció por momentos disuadir a los migrantes, que se replegaron a la cercana localidad guatemalteca de Tecún Umán.
Los migrantes se empezaron a reagrupar en la madrugada del lado guatemalteco del Suchiate, que en esta época del año se puede cruzar caminando sin mayor esfuerzo, y dos horas después se decidieron a cruzar a México al percatarse que esta vez no había presencia de las fuerzas de seguridad.
Marcha pacífica
«Queremos hablar con el presidente (mexicano Andrés Manuel) López Obrador directamente», se leía en una enorme pancarta de tela que se destacaba en la larga columna, mientras otros mostraban las banderas de sus países.
«¡Venimos de manera pacífica!», clamaban algunos, mientras en el nutrido grupo la consigna era entregarse si en el camino se encontraban con fuerzas de seguridad que les bloquearan el paso.
La llamada caravana 2020 salió el 14 de enero de Honduras y, a su paso por Guatemala, sus filas han ido creciendo con la llegada de guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses.
Más de 3 mil 500 migrantes integran el grupo, según estimaciones de autoridades migratorias centroamericanas.
El pasado fin de semana, el grueso de la caravana logró ingresar a México bajo controles de autoridades migratorias, quienes les ofrecieron diversas opciones como pedir refugio o aceptar trabajos en programas sociales, en el sur de México y en sus países.
Sin embargo, los migrantes piden que les permitan circular libremente por México para llegar a Estados Unidos, donde quieren pedir refugio alegando que escapan de la violencia y la pobreza de sus países.
El miércoles, autoridades migratorias mexicanas informaron que el lunes detuvieron a más de 2 mil migrantes en situación irregular y que cientos de ellos ya habían sido devueltos a sus países.
El gobierno mexicano intenta disuadir a los centroamericanos de entrar al país de manera irregular y los alienta para que se acojan a programas de refugio y empleo temporal en el sur del país.
Tras las multitudinarias caravanas de finales de 2018 y principios de 2019, el presidente estadounidense Donald Trump amenazó a México con sanciones comerciales si no tomaba medidas para detener la oleada migratoria. López Obrador desplegó entonces unos 26.000 militares en sus fronteras norte y sur.