China busca una vacuna contra el coronavirus a cualquier precio

China va en cabeza en la carrera de la vacuna contra la covid-19 para lo que ya realiza ensayos en humanos, moviliza al ejército y acelera los trámites, pero sus laboratorios deben mejorar una imagen empañada por numerosos escándalos sanitarios.

Pekín, que quiere inmunizar cuanto antes a su población y granjearse el reconocimiento internacional, ayuda a sus empresas suministrando cepas de virus o con ayudas financieras cuyo monto no se ha dado a conocer.

Una táctica que da frutos ya que de la decena de vacunas en fase de ensayo clínico (es decir con seres humanos) en el mundo, cinco son chinas.

Entre las investigaciones más avanzadas figuran las de la Academia Militar de Ciencias Médicas, que colabora con la compañía farmacéutica CanSinoBIO.

El proyecto está muy mediatizado. Al frente de la investigación se encuentra la general Chen Wei, epidemióloga de 54 años, que aparece regularmente en uniforme. Y los voluntarios para los ensayos clínicos, ya tienen estampillas con su efigie.

Menos de seis meses después de la aparición de la epidemia ce covid-19 en Wuhan (centro), los primeros resultados de la vacuna son alentadores, según un estudio publicado en la revista médica The Lancet.

Para ir más rápido, China ha autorizado que las etapas se aceleren. Los laboratorios pueden realizar las etapas preclínicas en paralelo, cuando siempre se han hecho unas después de otras.

Un método que levanta sarpullido. Ding Sheng, director del Instituto Farmacéutico de la prestigiosa Universidad Tsinghua en Pekín, criticó estos «métodos no convencionales».

«Entiendo que la gente espere con impaciencia una vacuna. Pero desde un punto de vista científico, no podemos permitirnos rebajar nuestros criterios, incluso en una emergencia», dijo en el Diario del Pueblo, la voz del Partido Comunista.

Las autoridades han dado autorizaciones agrupadas «fase 1 + fase 2» a los investigadores. Esto permite encadenar dos etapas sin validación intermedia.

Sobornos

«China no es la única», precisa Nick Jackson, de la Coalición para la Innovación de Preparación Epidémica (Cepi), una fundación internacional de investigación sobre las vacunas.

«Muchas organizaciones en el mundo realizan ensayos adaptados que permiten una transición rápida de los estudios de la fase 1 a fase 2», recuerda Jackson. «En este caso es necesario dada la necesidad urgente de una vacuna.»

La compañía farmacéutica estatal Sinopharm, que prepara actualmente dos, espera que pueda llegar al mercado a finales de 2020 o principios del 2021.

El director general del Centro chino de Prevención y Control de Enfermedades espera ya una vacuna a partir de septiembre para el personal sanitario.

Pero más allá de la investigación, China tendrá que convencer de la calidad de sus vacunas. Y es que este sector se ha visto sacudido por varios escándalos de vacunas defectuosas, que han hundido la confianza de la población en las vacunas ‘made in China’.

El fabricante local Changchun Changsheng tuvo que pagar en 2018 una multa de 9,100 millones de yuanes (1.200 millones de euros, 1.350 millones de dólares) al descubrirse un proceso de fabricación ilegal de vacunas contra la rabia.

La misma compañía había producido vacunas DTP (difteria, tétanos y poliomielitis) defectuosas que fueron administradas a mas de 200,000 niños.

Una empresa que trabaja actualmente en una vacuna anticovid-19 también estuvo implicada en el escándalo. El Instituto de Investigación sobre Productos Biológicos de Wuhan (rama de Sinopharm) produjo más de 400,000 dosis DTP «que no respondían a las normas», según las autoridades.

«Reputación internacional»

Otro problema que gangrena el sector es la corrupción. La prensa reporta regularmente condenas de responsables locales que aceptan sobornos de los laboratorios par la compra de sus vacunas.

Por eso, «el gobierno tiene mucho cuidado en el control de demandas de autorización para las vacunas», asegura el profesor estadounidense Lung-Ji Chang, presidente del Instituto de Medicina Geno-inmunitaria en Shenzhen (China), que trabaja también en una vacuna contra el nuevo coronavirus.

AFP/Archivos / Nicolas Asfouri Un científico muestra una vacuna experimental contra el coronavirus a prueba en el Laboratorio de Control de Calidad de Sinovac Biotech en Pekín el 29 de abril de 2020

A finales de 2019 entró en vigor una ley para impedir que las dosis defectuosas salgan al mercado.

Pero la prensa ha reportado varios escándalos en los últimos 12 meses: falsas vacunas en el hospital de Hainan (sur); niños que fueron vacunados para otra enfermedad en Hebei (norte); virus de la brucelosis que se escapa durante la fabricación de una vacuna en el instituto veterinario de Gansu (noroeste).

«Esto no significa que China no tenga la capacidad de producir una vacuna segura y eficaz contra la covid-19», precisa Yanzhong Huang, investigador del instituto de reflexión estadounidense Council on Foreign Relations.

Lo que está en juego es enorme ya que el presidente Xi Jinping ha prometido que una futura vacuna china sería un «bien público mundial» accesible para el mayor número posible, advierte.

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