La estadounidense Chevron, lastrada por cargas vinculadas entre otras cosas a la caída de los precios del petróleo y a sus operaciones en Venezuela, reportó el viernes una pérdida neta de 8,300 millones de dólares en el segundo trimestre.
«Los últimos meses han presentado desafíos únicos«, dijo el presidente de la petrolera, Michael Wirth, en un comunicado.
«El impacto económico de la respuesta a la COVID-19 ha reducido considerablemente la demanda de nuestros productos y ha hecho bajar los precios de las materias primas. Dadas las incertidumbres asociadas con la recuperación económica y la abundante oferta de petróleo y gas, hemos revisado a la baja nuestras perspectivas sobre los precios de las materias primas, lo que se traduce en depreciaciones de activos y otras cargas», explicó.
El grupo registró así en sus cuentas una carga de 1,800 millones de dólares relacionada con la caída de los precios del crudo.
Golpeado fuertemente por las medidas de restricción de viajes para frenar la pandemia, el precio del barril de WTI que se cotiza en Nueva York llegó a caer a 37 dólares en abril, para posteriormente recuperarse.
Pero se mantiene en niveles que muchos observadores consideran demasiado bajos para su rentabilidad.
Chevron también registró una carga de depreciación de 2,600 millones de dólares por sus activos en Venezuela debido a «incertidumbres sobre el entorno actual» para sus operaciones en ese país, así como una carga de 437 millones de dólares por efectos cambiarios y otra de 780 millones relacionada con la salida de empleados.
Excluyendo elementos excepcionales, el grupo registró una pérdida de 3,000 millones.
Ajustada por acción, la pérdida es de 1,59 dólares, mientras los analistas pronosticaban 93 centavos.
Sus ingresos durante el período se desplomaron 56%, a 15,900 millones de dólares, significativamente menos de lo esperado por los analistas, que pronosticaban 21,900 millones de dólares.