La principal razón del aumento de la pobreza está en el freno en el crecimiento económico a nivel regional y, sobre todo, por el incremento de la pobreza en dos grandes naciones de la región como Brasil y Venezuela, apuntó Bárcena.
La representante de la Cepal destacó que las proyecciones para 2018 estiman que los niveles de pobreza se van a mantener, aumentando en un millón el número de pobres.
La pobreza impacta especialmente a mujeres, que padecen esta situación hasta un 25 % más que los hombres. «No solo es mayor el porcentaje, sino que también preocupa que la tendencia en lugar de estabilizarse, se está acentuando».
Igual de alarmante es el caso de los menores de edad, pues en 2016 el 46,7 % de los latinoamericanos de 0 a 14 años eran pobres.
«El hecho que la pobreza tenga rostro de niño es muy preocupante porque quiere decir que nuestra población infantil no está recibiendo los beneficios todavía, y es la población que próximamente será población económicamente activa, y la dejamos atrás», resaltó Bárcena.
Positivamente, la desigualdad de ingresos se redujo entre 2002 y 2006, aunque el ritmo de caída ha disminuido en los últimos años.
El coeficiente de Gini -en el que 0 representa ausencia de desigualdad y 1 desigualdad máxima- pasó de 0,538 a 0,467.
El informe publicado hoy por la Cepal también analiza la evolución y los desafíos del sistema de pensiones en pleno envejecimiento de la región.
Se estima que en 2040 las personas de 60 años y más superarán a las de 0 a 14 años.
Según el documento, entre 2000 y 2014 se amplió la base contributiva de los sistemas de pensiones en la región. El número de cotizantes pasó del 36,9 % al 47,8 % de la población económicamente activa.
Pese a ello, se estima que 142 millones de personas económicamente activas aún no están cubiertas, destacó la secretaria ejecutiva.
Entre 2002 y 2015, el porcentaje de población latinoamericana de 65 años y más que recibía algún tipo de pensión (tanto contributiva como no contributiva) también aumentó pasando del 53,6 % al 70,8 %, gracias a la expansión de las pensiones no contributivas.
No obstante, hay «un problema de cobertura y suficiencia, pese a que la región ha avanzado mucho», remarcó la experta, quien destacó que, una vez más, las mujeres están menos protegidas y, de tener pensión, perciben un monto menor.
En este sentido, y en pleno proceso de remodelación de los sistemas de pensiones en varias naciones como Argentina o Chile, instó a encontrar el equilibrio entre cobertura (cantidad), prestaciones (calidad) y sostenibilidad financiera (costos).
El estudio concluye afirmando que la consolidación de sistemas de pensiones universales solidarios y sostenibles es un objetivo posible y necesario para lograr un pacto social para el desarrollo con igualdad.