La rápida propagación del nuevo coronavirus puso a los países centroamericanos a correr para fabricar sus propios ventiladores, con miras a cubrir una potencial explosión en casos de urgencia por la enfermedad.
Universidades y centros de investigación de Costa Rica, Guatemala, Honduras y El Salvador han dado pasos concretos para crear prototipos de respiradores artificiales que, de ser aprobados por las autoridades sanitarias, podrán ser fabricados por empresas privadas y abastecer a los hospitales locales.
Los respiradores son cruciales para los pacientes con graves problemas respiratorios, una consecuencia de la COVID-19, por lo que su demanda global se ha disparado en medio de la pandemia.
El caso más avanzado es el de Costa Rica, donde dos universidades estatales, el Instituto Tecnológico (TEC) y la Universidad de Costa Rica (UCR), están cerca de lograr la aprobación para sendos prototipos.
El aparato diseñado por el Tecnológico se basa en un conjunto neumático de pistones y adaptadores especiales que presionan una bolsa que produce el oxigeno, con capacidad de controlar la presión de aire que recibe el paciente.
«Básicamente lo que hace es que nosotros le damos una presión de entrada del aire para que mueva un pistón, y este pistón mueva una bolsa respiratoria que le dé el aire a la persona para que replique la respiración normal», explicó a AFP Stephanie Escalante, estudiante del TEC.
En la UCR construyeron dos prototipos que están en fase avanzada de pruebas para poder ser fabricados y entrar en funcionamiento.
«Lo que hicimos son dispositivos de soporte de respiratorio automáticos, uno eléctrico y el otro neumático que funciona a presión. Ambos son completamente portátiles y sirven para darles un soporte respiratorio al paciente en la primera linea de atención», comentó Ralph García, profesor de Física de la UCR.
Demanda en aumento
La producción de los aparatos se da en momentos en que la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), que administra los hospitales públicos, realiza una búsqueda acelerada de respiradores para cubrir un posible aumento en la demanda por el nuevo coronavirus.
«Estamos haciendo todo un gran esfuerzo institucional por tener la máxima cantidad de ventiladores mecánicos para lo que prevemos puede ser un incremento en los casos (de COVID-19) que se están dando», dijo recientemente Román Macaya, presidente de la CCSS.
En el caso de Guatemala, la estatal Universidad de San Carlos presentó un prototipo de «respirador mecánico de bajo presupuesto», que continúa el proceso de verificación de su funcionalidad en hospitales públicos.
El prototipo R-TEC «pretende simular el movimiento de la mano» para presionar un respirador manual, dijo a medios locales Carlos Chúa, uno de los estudiantes que desarrolla el proyecto.
El costo del aparato guatemalteco es de unos 190 dólares, según los fabricantes.
En Honduras, un equipo de siete técnicos de las áreas biomédica, mecánica automotriz, aire acondicionado y refrigeración trabaja en los talleres del Instituto Nacional de Fomento Profesional (Infop) para fabricar un prototipo de ventilador.
«Dentro de unas dos semanas estará el prototipo y, si funciona, se pondrían a trabajar más equipos [de fabricación] y se masificaría la distribución en los hospitales», comentó a AFP Sofía Sierra, portavoz del Infop.
En El Salvador, la privada Universidad Francisco Gavidia (UFG) presentó este mes un modelo de respirador elaborado por su laboratorio de nanotecnología.
El aparato utiliza un motor que presiona una bolsa de oxígeno que alimenta al paciente, y la idea es ir mejorando el modelo de acuerdo con las necesidades de los hospitales, explicó Oscar Picardo, director del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la UFG, citado por el diario La Prensa Gráfica.