- Fue elevando al cardenalato por el papa Francisco en 2019 y ahora será convocado para participar en el cónclave para elegir al nuevo Pontífice.
Con la muerte del papa Francisco en la mañana de este lunes 21 de abril, el puesto más alto en la jerarquía eclesiástica de la iglesia católica ha quedado vacante. Su sucesor, cuya elección se conocerá presumiblemente en los próximos días, será el papa número 266 desde San Pedro y entre los electores del nuevo Pontífice estará un guatemalteco, el cardenal Álvaro Ramazzini.
El proceso para la elección de un nuevo papa es relativamente sencillo, al menos en términos formales: consiste en una votación secreta en la que participan los cardenales de la Iglesia católica y que se convoca cuando el anterior papa fallece o renuncia. La reunión, que tiene lugar en la capilla Sixtina del Vaticano, se conoce con nombre de cónclave, del latín cum clavis, por la tradición de hacerla bajo llave.
Al cónclave acudirán únicamente los cardenales menores de 80 años, que en este momento son 135 en total, la gran mayoría de ellos nombrados precisamente por Francisco.

Esta junta reúne a los designados cardenales de todo el mundo para escoger a la persona que será el nuevo obispo de Roma, papa de la Iglesia católica y jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano. Lo hacen supuestamente inspirados por el Espíritu Santo y por lo tanto deben estar estrictamente aislados de cualquier injerencia del exterior. Así, deben hacer un juramento para mantener en secreto lo que ocurra en el cónclave, antes de comenzar las votaciones, que pueden durar días.

Ramazzini debe ser convocado por el Vaticano y viajar a la brevedad, en un plazo no mayor a los 20 días, tiempo que se supone tardará el inicio del cónclave para elegir al sucesor de Francisco.
Monseñor Álvaro Ramazzini, de 72 años, arzobispo de la diócesis de Huehuetenango, es protector de los más desfavorecidos, los migrantes y temas ambientales, temas por los que Francisco siempre fue sensible. El cardenal guatemalteco fue elevado al cardenalato en 2019.
En declaraciones esta mañana a emisoras Unidas, el cardenal Ramazzini dijo que «la preocupación que el Papa tenía sobre Guatemala era toda la situación de pobreza, que seguimos viviendo; la realidad del narcotráfico, que para él era algo que marcaba también su pensamiento; y la preocupación también de poder lograr un verdadero ecumenismo, entre cristianos católicos y no católicos. Pero sobre todo, su sensibilidad de lo que significaba ser pobre, materialmente hablando, y las consecuencias de esa pobreza».
