Caracas, Venezuela | AFP |
Caracas fue escenario la noche del jueves y la madrugada del viernes de saqueos y disturbios que obligaron a evacuar un hospital en el que había ingresados medio centenar de niños, en un recrudecimiento de la violencia que ha dejado ocho muertos en tres semanas de protestas contra el gobierno.
Choques entre las fuerzas de seguridad y manifestantes radicales, lanzamiento de gases lacrimógenos, incendio de barricadas, detonaciones, ataques a negocios y bloqueos de vías se registraron en una decena de sectores del oeste y el sur de la capital, con mayor gravedad en El Valle.
Cincuenta y cuatro menores fueron evacuados del hospital materno infantil de El Valle, en confusos incidentes.
El gobierno afirma que bandas armadas «contratadas por la oposición» atacaron el centro, lo que motivó la evacuación. Sus adversarios sostienen, por el contrario, que el desalojo se debió a las bombas y gases lanzados por la militarizada guardia nacional para controlar los disturbios.
Vecinos denunciaron en redes sociales que en El Valle había disparos y que camiones antimotines dispersaron con gases lacrimógenos pequeñas protestas contra el presidente Nicolás Maduro.
Uno de esos camiones fue parcialmente incendiado con cócteles molotov que le lanzaron en medio de la oscuridad, según imágenes de video tomadas por habitantes de la zona.
«El ‘dictaduro’ ordenó a sus esbirros represión a nuestro pueblo de El Valle en Caracas. Lo que le queda, así hacen todos antes de salir» del poder, expresó el líder opositor Henrique Capriles.
Por su parte, el gobierno acusó a dirigentes opositores de la violencia. «Esos delincuentes quieren vender que Venezuela es un caos (y) el país está en calma», manifestó Freddy Bernal, dirigente del gobernante partido socialista, al referirse a la oposición.
– Alta tensión y preocupación mundial –
Los enfrentamientos y desórdenes ocurrieron al cierre de una jornada en la que miles marcharon en las calles del este de la capital y en otras ciudades para exigir elecciones generales, un día después de una gigantesca movilización de opositores que dejó tres muertos.
El gobierno y la oposición se responsabilizan mutuamente de las víctimas mortales, que ya suman ocho desde que estallaron las protestas el 1 de abril, además de cientos de heridos y de detenidos, según la ONG Foro Penal.
La alta tensión en Venezuela despierta inquietud internacional. Once naciones latinoamericanas, la Unión Europea, la Organización de las Naciones Unidas y organismos como Amnistía Internacional han pedido al gobierno venezolano garantizar las protestas pacíficas.
Estados Unidos y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien tilda a Maduro de «dictador», han lanzado duras advertencias al gobierno chavista, al que acusan de «represión».
«La violencia en Venezuela es alentada por Almagro y los gobiernos alineados con planes intervencionistas del Departamento de Estado de Estados Unidos», dijo la canciller Delcy Rodríguez, al referirse a lo ocurrido en la noche y la madrugada.
– Hacia el ‘trancón nacional’ –
Las protestas se desataron tras sentencias del máximo tribunal que retiraron la inmunidad a los diputados y se adjudicó las funciones del Parlamento, único poder público controlado por la oposición. La presión internacional llevó a la anulación parcial de los fallos.
Maduro, cuyo mandato termina en 2019, asegura que la «derecha extremista venezolana» busca darle un golpe de Estado con el apoyo del gobierno de Donald Trump. Pero la oposición insiste en que busca sacarlo del poder por la vía electoral.
Las elecciones de gobernadores debieron realizarse en 2016, pero fueron suspendidas y aún no tienen fecha, las de alcaldes están pautadas para este año y las presidenciales para diciembre de 2018.
Aunque Maduro dice estar ansioso por medirse en elecciones con la oposición, ha descartado un adelanto de las presidenciales y le pide a sus adversarios dialogar y abandonar «la agenda golpista».
Según las encuestas, siete de cada diez venezolanos reprueban el gobierno, asfixiados por una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que el FMI estima en 720,5% este año, la más alta del mundo.
Manteniendo la presión, los dirigentes opositores convocaron el jueves a nuevas protestas: «la marcha del silencio» hacia las sedes de la Conferencia Episcopal en todo el país, el sábado, y «el trancón nacional», un bloqueo de vías, el lunes.
(foto superior/El Nacional, Venezuela)