Una nueva investigación usando simulaciones computacionales para predecir con precisión el flujo de aire y los patrones de dispersión de gotas en situaciones en las que el COVID-19 podría propagarse ha comprobado que Caminar rápido en pasillos estrechos puede aumentar el riesgo de transmisión del virus.
Los resultados, publicados en la revista ‘Physics of Fluids‘, muestran la importancia de la forma del espacio a la hora de modelar cómo las gotas cargadas de virus se mueven por el aire.
Las simulaciones se utilizan para determinar los patrones de flujo detrás de un individuo que camina en espacios de diferentes formas. Los resultados revelan un mayor riesgo de transmisión para los niños en algunos casos, como detrás de personas que se mueven rápidamente en un pasillo largo y estrecho.
Estudio
Investigaciones anteriores que utilizan esta técnica de simulación han ayudado a los científicos a comprender la influencia de objetos, como barreras de vidrio, ventanas, aires acondicionados e inodoros, en los patrones de flujo de aire y la propagación de virus.
Las simulaciones anteriores generalmente han asumido un gran espacio interior abierto, pero no han considerado el efecto de las paredes cercanas, como las que podrían existir en un pasillo estrecho.
- Si una persona que camina en un pasillo tose
- su aliento expulsa gotas que viajan alrededor y detrás de su cuerpo
- formando una estela en la forma en que un barco forma una estela en el agua mientras viaja.
- La investigación reveló la existencia de una «burbuja de recirculación» directamente detrás del torso de la persona
- y una larga estela fluyendo detrás de ella aproximadamente a la altura de la cintura.
Hallazgo
«Los patrones de flujo que encontramos están fuertemente relacionados con la forma del cuerpo humano –explica el autor Xiaolei Yang–. A 2 metros por detrás, la estela es casi insignificante a la altura de la boca y de las piernas, pero aún es visible a la altura de la cintura».
Una vez que se determinaron los patrones de flujo de aire, la investigación modeló la dispersión de una nube de gotitas expulsadas de la boca de la persona simulada. La forma del espacio que rodea a la persona en movimiento es particularmente crítica para esta parte del cálculo.
Se encontraron dos tipos de modos de dispersión. En un modo, la nube de gotas se desprende de la persona en movimiento y flota muy detrás de ese individuo, creando una burbuja flotante de gotas cargadas de virus.
En el otro modo, la nube está adherida a la espalda de la persona, arrastrándose detrás de ella como una cola mientras se mueve por el espacio.
«Para el modo separado, la concentración de gotas es mucho mayor que para el modo unido, cinco segundos después de toser –explica Yang–. Esto plantea un gran desafío para determinar una distancia social segura en lugares como un corredor muy estrecho, donde una persona puede inhalar gotitas virales incluso si el paciente está muy por delante de él o ella».
El peligro es particularmente grande para los niños, ya que en ambos modos, la nube de gotas flota a una distancia sobre el suelo que es aproximadamente la mitad de la altura de la persona infectada, en otras palabras, al nivel de la boca para los niños.