San Salvador, El Salvador
En los primeros días de su gestión, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, comenzó a marcar un estilo de gobierno que busca resolver en forma inmediata problemas como el desabastecimiento de medicinas en hospitales, en tanto recurre a Twitter para hacer despidos.
Como un primer paso de su gestión, Bukele anunció que obtuvo una donación de 5,6 millones de dólares de la Fundación Jerusalén para dotar de medicinas a los hospitales públicos.
Luego anunció haber gestionado otras donaciones que a la fecha suman 47 millones de dólares para cubrir el faltante de medicamentos, que alcanzó 80% en el Hospital Rosales, principal centro médico público del país.
También rompe el protocolo tradicional en los actos públicos: sin saludo alguno, va directo a pronunciar su mensaje de ocasión, como hizo el martes durante un acto para recibir el sable como comandante general de la Fuerza Armada.
«Quiero deshacer mi protocolo» para que públicamente «juren cumplir» sus órdenes y «ser leales», dijo a la tropa, que al unísono respondió «si juramos».
En su primer día de gestión Bukele había ordenado al mando militar retirar del cuartel de la Tercera Brigada de San Miguel (este) el nombre del extinto coronel Domingo Monterrosa, acusado por la ONU de la masacre de unos 1.000 civiles en 1981 en el marco la guerra civil 1980-1992.
«Esa orden de proceder a retirar el nombre de Monterrosa fue un acto simbólico de dignificación a las víctimas de la dantesca masacre de El Mozote», declaró a la AFP el coordinador de la Comisión de Derechos Humanos, Miguel Montenegro.
Se le ordena
Como «millennial» experto en el manejo de las redes sociales, que utilizó hábilmente en su campaña presidencial, Bukele ha recurrido a ellas para despedir a decenas de familiares de integrantes de la exguerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
«Se le ordena a la ministra de Relaciones Exteriores @CancillerAleHT remover a Claudia Ivette Canjura, hija del exministro de Educación Carlos Canjura, de su cargo como embajadora en Washington DC, con un salario de $7.970 mensuales», fue uno de sus últimos despidos por Twitter.
En cada una de las órdenes de despido menciona los salarios que devengan los funcionarios, familiares del expresidente Salvador Sánchez Cerén y de otros que ahora enfrentan críticas por actos de nepotismo.
El magistrado de la Sala de lo Constitucional de la Corte de Justicia, Aldo Cáder, informó este miércoles que ya recibieron 19 demandas de amparo por despidos ordenados por Bukele.
«Si la Sala de lo Constitucional ordena restituirlos, nosotros vamos a acatar la resolución, no pongan en duda eso», afirmó Bukele.
La frase de «se le ordena» se volvió viral como broma en redes sociales en El Salvador.
Buena voluntad y sombras
La jesuita Universidad Centroamericana (UCA), reconoció en un editorial que Bukele muestra «buena voluntad y deseo de eficiencia en el servicio» al atender «con rapidez» algunas emergencias, como buscar vivienda a familias que viven en improvisadas chozas de lámina en la capital.
A pesar de ese reconocimiento en materia social, la UCA alertó que «los despidos masivos, sin embargo, han producido sombras y desconfianzas».
En ese sentido, consignó que «el derecho al trabajo estable no debe estar sujeto nunca a decisiones puramente políticas. Y los despidos masivos tras un cambio de Gobierno huelen demasiado a decisión política o a revancha».
La universidad concuerda en que se debe «luchar contra el nepotismo», impulsando la aprobación de una ley de la función pública y no «despidiendo a mansalva y corriendo el riesgo de cometer terribles injusticias».
Por su parte, el analista y profesor universitario Roberto Cañas dice que el país aguarda que el mandatario pueda anunciar un plan de 100 días, para que al finalizar ese período «se pueda hacer una primera evaluación real de lo actuado».
Preparando el terreno
A su vez, para el analista y profesor universitario Juan Ramón Medrano, Bukele desnuda los casos de nepotismo buscando desgastar a los partidos tradicionales de cara a los comicios legislativos y municipales de 2021.
El presidente alcanzó el poder después de romper con tres décadas de bipartidismo entre la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el izquierdista FMLN.
«Más que la concertación y un acuerdo de gobernabilidad, Bukele busca el fortalecimiento de su propio proyecto político para las elecciones de 2021», cuando se renovarán el parlamento y los municipios, destacó Medrano.
A su juicio, el mandatario siente que la Arena, que gobernó de 1989-2009, y el FMLN (2009-2019) «están desgastados» y no tienen fuerza para contener el impulso que los comicios del 3 de febrero dieron a Bukele, en los que se impuso con 53% de los votos.
Medrano vaticinó una batalla en la cual Arena y el FMLN lucharán por mantener sus cuotas en la Asamblea Legislativa, mientras Bukele busca «debilitarlos» para aumentar su bancada legislativa en los comicios de 2021.
En la legislatura actual de 84 escaños, la Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana, derecha) de Bukele tiene 10 diputados, mientras Arena cuenta con 27 y el FMLN con 23, por lo que está obligado a buscar alianzas.