Brutal cultura laboral y falta de seguros: las debilidades de EE. UU. ante el coronavirus

Como muchos estadounidenses, el camarero Danjale Williams está preocupado por la creciente amenaza del nuevo coronavirus.

Al joven de 22 años, habitante de Washington, lo asusta especialmente la idea de tener facturas médicas que simplemente no puede pagar: es una de las casi 27,5 millones de personas en Estados Unidos que no tienen seguro médico.

«Definitivamente dudaría antes de ir al médico, porque la factura del médico es una locura», dijo. «Si llegara a ese punto, no tengo suficientes ahorros para mantenerme saludable».

A medida que el virus comienza a extenderse en el oeste del país, donde han ocurrido las seis primeras muertes, los expertos en salud pública advirtieron que, entre las naciones ricas, Estados Unidos tiene varias características particulares que lo hacen vulnerable.

El país cuenta con una gran población sin seguro médico, tiene aproximadamente 11 millones de inmigrantes indocumentados que temen entrar en contacto con las autoridades, y una cultura laboral que provoca que algunas personas no falten al trabajo por miedo a perder sus empleos. 

«Estas son todas las cosas que pueden perpetuar la propagación de un virus», dijo Brandon Brown, epidemiólogo de UC Riverside.

El número de estadounidenses sin seguro sanitario comenzó a caer desde un máximo de 46.7 millones en 2010 luego de la aprobación de Obamacare, ley de seguro de salud del expresidente demócrata Barack Obama, pero ha aumentado nuevamente en los últimos dos años.

La cifra actual de 27.5 millones corresponde aproximadamente al 8,5% de la población.

Grandes facturas

Los expertos en salud pública a menudo se preocupan por el potencial destructivo de una pandemia en los lugares más pobres del mundo, como África subsahariana o el sur de Asia.

Estas regiones plagadas de pobreza tienen hospitales mal equipados para detener la propagación de enfermedades infecciosas o para atender pacientes que necesitan asistencia respiratoria, como ocurre con los casos más graves de COVID-19.

Por el contrario, Estados Unidos tiene algunos de los mejores hospitales y personal médico del mundo. Pero aquellos que no tienen la suerte de tener un buen seguro a través de su empleador, y que no son lo suficientemente pobres como para calificar para el seguro estatal, a menudo optan por quedarse completamente fuera del sistema.

Una visita de rutina al médico le puede costar cientos de dólares a aquellos sin cobertura.

«Si ocurre una propagación sostenida, podría resaltar algunas de esas disparidades de atención médica que ya conocemos y en las que estamos tratando de trabajar, pero no hemos encontrado una manera de resolver», dijo Brian Garibaldi, el director médico de la unidad de biocontención del Hospital John Hopkins.

Eso no quiere decir que las personas sin seguro no tengan opciones si se enferman de gravedad.

La ley de Estados Unidos exige que las personas que tienen una emergencia médica puedan obtener la atención que necesitan, independientemente de su capacidad de pago.

Abigail Hansmeyer, residente de Minnesota no cuenta con un seguro, y su esposo tampoco. «Podríamos ir a la sala de emergencias para recibir tratamiento» de llegar a enfermar, dice. 

Pero recibir tratamiento no significa que la visita es gratuita y que quienes no estén asegurados puedan recibir grandes facturas después.

«Tenemos que considerar de manera cuidadosa los costos en cada situación», dijo Hansmeyer, de 29 años.

Días por enfermedad

Uno de los mensajes centrales que los estadounidenses Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han transmitido sobre el coronavirus es que las personas deben quedarse en casa si tienen síntomas respiratorios leves, excepto para ir al médico si creen que necesitan hacerlo.

«Pero muchas personas, dependiendo de sus trabajos, su posición o su privilegio, no tienen posibilidad de hacer eso», dice Brown.

Estados Unidos es el único de los países avanzados en no ofrecer a nivel federal ninguna licencia obligatoria por enfermedad con goce de sueldo.

Aunque las compañías privadas ofrecen un promedio de ocho días por año, solo el 30% de los trabajadores con sueldos más bajos pueden tener días por enfermedad, según el Economic Policy Institute.

Para muchas de estas personas, perder incluso un día de trabajo puede significar una abolladura económica.

Un sondeo nacional hecho en octubre de 2019 a 2.800 trabajadores por la firma de contabilidad Robert Half encontró que el 57% a veces va a trabajar mientras está enfermo y el 33% siempre lo hace.

Temor a una vacuna cara

Cuando el número global de muertes por el virus ya superó las 3,000 y Estados Unidos se prepara para un brote más amplio, continúa la carrera para desarrollar vacunas y tratamientos.

Los plazos para desarrollar una vacuna varían entre 12 y 18 meses, pero ¿será asequible para todos? La pregunta se le hizo al Secretario de Salud, Alex Azar, en el Congreso la semana pasada.

«Nos gustaría asegurarnos de que trabajamos para que sea asequible, pero no podemos controlar ese precio porque necesitamos que el sector privado invierta».

Su respuesta fue criticada duramente por el columnista del sitio de noticias de la industria Pharmalot, Ed Silverman.

«¿Deberíamos dejar morir a algunos estadounidenses que podrían contraer el coronavirus porque el precio está fuera de su alcance?».

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