El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha prometido este miércoles en un anuncio televisado vacunas para «todos los brasileños» este año, mientras la población ha continuado con las protestas contra la gestión de la pandemia por parte del Gobierno y ha respondido al anuncio del mandatario con cacerolazos.
«Este año todos los brasileños que lo deseen, serán vacunados», ha manifestado Bolsonaro en su discurso, si bien una de las principales críticas a su gestión se debe al retraso en negociaciones para la adquisición de vacunas y la falta de insumos para su producción.
Dosis aplicadas
Con 69.6 millones de dosis aplicadas, según el consorcio de medios que analiza la pandemia, el presidente ha celebrado que Brasil es el «cuarto país con más vacunas del planeta», si bien también es el cuarto con el mayor número de personas que no han recibido el inmunizador y solo el 22 por ciento de la población ha recibido la primera dosis de la vacuna y más de 10 por ciento el esquema completo, recoge G1.
Por otro lado, Bolsonaro ha lamentado las muertes por la pandemia, si bien ha vuelto a rechazar las medidas impuestas por gobernadores y alcaldes para frenar los contagios y la mortalidad.
El mandatario ha aseverado así que su Gobierno «no obligó a nadie a quedarse en casa, no cerró negocios, iglesias ni escuelas y no se llevó el sustento de millones de trabajadores informales», según informa el medio brasileño UOL.
De este modo, ha defendido la postura del Ejecutivo, con medidas, según ha indicado, como la ayuda de emergencia o la asignación de créditos a pequeñas empresas, entre otras.
«El PIB proyectado para este año prevé un crecimiento económico superior al 4 por ciento. Solo en el primer trimestre de este año, la economía mostró su vigor, estando entre los países del mundo que más crecieron», ha aplaudido también Bolsonaro, quien ha abogado también porque el país acoja la Copa América de este año después de que Argentina y Colombia renunciasen a su celebración debido a la gravedad de la pandemia.
Respuesta a la «presión de la sociedad»
Siete de los once miembros de la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) sobre la gestión de la pandemia por parte del Gobierno de Bolsonaro, han aseverado que el discurso del presidente se debe a la «presión de la sociedad» y el «trabajo» de la misma comisión.
Y es que, durante la intervención del presidente, se han notificado cacerolazos y protestas en gran parte del país, después de que el sábado ya saliesen a la calle miles de personas exigiendo vacunas y ayuda frente a la grave situación de la pandemia.
Para los senadores de la CPI, la «inflexión» del presidente llega con retraso después de 423 días desde que este calificó el coronavirus como «una pequeña gripe», un retraso que han calificado de «indefendible».
«El discurso debe materializarse en la aceptación de las vacunas de (Instituto) Butantan y Pfizer a mediados del año pasado, cuando el Gobierno dejó de comprar 130 millones de dosis, suficientes para la mitad de la población brasileña. Se decidió descalificar vacunas, sabotear la ciencia, estimular multitudes, conspirar contra el aislamiento y prescribir medicamentos ineficaces para la COVID-19», han lamentado miembros del CPI en un comunicado, recogido por G1.
95 mil nuevos casos
Mientras el presidente ha optado por alentar y garantizar la vacunación a través de su discurso, el Ministerio de Salud de Brasil ha informado este miércoles de 95,601 casos registrados en la última jornada, la cifra de nuevos positivos más alta desde marzo, cuando el país alcanzó las cifras más altas de contagios.
Con esto, el país alcanza los 16,720,081 casos, mientras el último balance de la cartera de Salud ha dejado también 2,507 fallecidos más a causa de la COVID-19, para un total de 467,706 muertes acumuladas.
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