Bolivia, donde el presidente de ascendencia aymara Evo Morales aspira este domingo a un cuarto mandato presidencial, es el país de América Latina con mayor proporción de indígenas y uno de los más pobres, a pesar de sus importantes reservas de gas natural y litio.
Evo Morales encabeza las encuestas frente a su principal adversario, el centrista Carlos Mesa.
Primer presidente indígena
Exterritorio del imperio inca situado en el altiplano andino, Bolivia es el país de América Latina con mayor proporción de población indígena: 62% de los 11.3 millones de Bolivianos.
El 22 de enero de 2006, Evo Morales Ayma, líder del partido Movimiento al Socialismo (MAS) nacido en la pobreza en el altiplano, pastor de llamas y luego dirigente sindical cocalero, se convirtió en el primer presidente indígena de Bolivia.
La Constitución de 2009 buscó reparar siglos de injusticia otorgando mayor protagonismo a los indígenas: reconocimiento de 36 leguas oficiales (quechua, aymara, guaraní…) reconocimiento de la justicia indígena con sus propios procedimientos y costumbres, al mismo nivel que la justicia común, educación multicultural.
Inestabilidad política
Reelecto en 2009 y 2014, Evo Morales, que fue autorizado a presentarse indefinidamente a reelección por la Corte constitucional, es actualmente el presidente más antiguo en ejercicio de la región, en un país que hasta 1982 vivió inmerso en una gran inestabilidad política.
Desde su independencia en 1825, Bolivia fue escenario de 200 golpes de Estado o intentos, llegando a tener hasta tres en menos de 48 horas, según historiadores.
Nacionalización de la economía
El crecimiento del PIB boliviano es uno de los más importantes de la región, 4.2% en 2018 (Banco Mundial), especialmente gracias a una nacionalización de los hidrocarburos, decidida en 2006 por Evo Morales, y a una política económica prudente.
Los ingresos resultantes de los hidrocarburos pasaron de 673 millones de dólares en 2005 a 2.280 millones en 2018.
El control estatal se extendió a las telecomunicaciones, fondos de pensión, centrales hidroeléctricas, aeropuertos y minería. El gobierno invirtió los beneficios en programas sociales e infraestructuras públicas.
Pobre a pesar de sus recursos
Bolivia es uno de los países más pobres de América Latina, pero el nivel de pobreza retrocedió, pasando de 45% de la población en 2010 a 34.6% en 2018 (Banco Mundial).
Evo Morales aumentó varias veces el salario mínimo.
El país cuenta con las segundas reservas de gas más importantes de América Latina, detrás de las de Venezuela, las primeras reservas mundiales de litio e importantes yacimientos de metal (hierro, cobre, estaño).
Bolivia ha multiplicado acuerdos de inversión con el extranjero, especialmente China, para la explotación de gas natural y sobre todo de litio, del que espera convertirse en cuarto productor mundial de aquí a 2021.
Con 24,500 hectáreas de cultivo de coca (materia prima para la fabricación de la cocaína), es el tercer país productor después de Colombia y Perú, según la ONU.
Sin salida al mar
Bolivia (1,098,581 km2) está enclavada entre Brasil, Paraguay, Argentina, Chile y Perú, sin salida directa al mar para sus productos.
En octubre de 2018, la Corte Internacional de Justicia de La Haya terminó con las esperanzas más recientes de los bolivianos de lograr el acceso al mar perdido en la guerra del Pacífico (1879-1883).
La mitad del territorio está cubierto de selva, especialmente amazónica. Recientemente, incendios forestales arrasaron la vegetación de 4.1 millones de hectáreas. Los defensores del medio ambiente reprochan al gobierno permitir la deforestación con fuego para extender la agricultura. Las autoridades la achacan a la sequía, el viento y las quemas ilegales.
La Paz es la capital a mayor altitud del mundo (3.900 m).
La ciudad minera y turística de Potosí (sur), inscrita por la Unesco en el patrimonio de la humanidad, fue el complejo industrial más importante de la región en el siglo XVI gracias a los yacimientos de plata y estaño de Cerro Rico, actualmente aún en actividad.