La Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, revirtió una serie de medidas introducidas por el Gobierno del expresidente Donald Trump que derogaban parcialmente las garantías legales sanitarias para las personas transgénero.
El Departamento de Sanidad y Servicios Humanos matizó que el cambio en la ley impedirá que estos pacientes se les discriminen en base a su género y su orientación sexual, según informaciones de la cadena NBC.
«El Tribunal Supremo dejó claro que la gente tiene derecho a no ser discriminada y a recibir un trato igualitario independientemente de su identidad de género o su orientación sexual», ha aseverado el secretario de Sanidad, Xavier Becerra. Así, manifestó que la medida permitirá al Gobierno actuar ante casos de discriminación.
En este sentido, indicó que «el miedo a la discriminación puede llevar a los individuos a renunciar a la atención sanitaria, lo que puede acarrear consecuencias muy negativas». «Es la postura del Departamento de Sanidad y de Servicios Humanos que todo el mundo, incluida la gente LGTBI, tenga acceso a la sanidad sin discriminación y sin que haya interferencias», aseveró.
Becerra ha matizado así que no debe haber «ambigüedad». «No se puede discriminar a la gente», ha afirmado. La ley inicial ya establecía que es ilegal discriminar por «raza, color, origen nacional, sexo, edad o discapacidad en ciertos programas y actividades de salud».
Identidad de género
Sin embargo, en 2016 una norma adicional de la Administración Obama precisó que las protecciones con respecto al sexo abarcan aquellas basadas en la identidad de género definida como «hombre, mujer, ninguna o una combinación de hombre y mujer».
Esta última norma fue la derogada por Trump, lo que implicaba el retorno a la concepción de sexo como característica biológica. Este cambio de política, una de las ambiciones del ala dura del Partido Republicano permitiría que los proveedores de atención médica y las compañías de seguros que reciben fondos federales se nieguen a proporcionar o cubrir la atención relacionada con la transición para los estadounidenses transgénero.
El Departamento de Sanidad indicó que el 25 por ciento de la población LGTBI víctima de la discriminación ha pospuesto o evitado recibir atención sanitaria necesaria por miedo a la discriminación.
«La misión del Departamento es garantizar la sanidad y el bienestar para todos los estadounidenses, independientemente de su género u orientación sexual. Todo el mundo necesita acceso a los servicios sanitarios», ha aseverado Rachel Levine, secretaria adjunta para sanidad y primera persona transgénero en ser elegida por el Senado para estar al frente de un cargo a nivel federal.