Bernard Ebbers, el exmagnate de las telecomunicaciones estadounidenses encarcelado por un fraude contable de 11 mil millones de dólares murió el domingo a los 78 años, informó la prensa local el lunes.
Ebbers, un hombre de fe apodado el «cowboy de las telecomunicaciones», llevó en su momento a una pequeña empresa sureña a convertirse en WorldCom, un gigante de la industria, lo que posicionó al empresario como un favorito de Wall Street hasta que la realidad de su negocio quedó expuesta.
En 2002, WorldCom dio quiebra. Los accionistas de la empresa perdieron unos 180 mil millones de dólares y 20 mil trabajadores quedaron sin empleo.
La familia de Ebbers confirmó su muerte en un comunicado difundido por la prensa, en el que se dicen «agradecidos» por haber cuidado y compartido tiempo con él durante sus últimos días.
Ebbers cumplía una sentencia de 25 años de prisión por su participación de un fraude por 11 mil millones de dólares, uno de los mayores en la historia de Estados Unidos, que derivó en la caída en desgracia de su compañía. En diciembre de 2019 recibió libertad anticipada por su estado de salud.
Nacido en Edmonton, Canadá, el 27 de agosto de 1941, Ebbers se crió en el sur de Estados Unidos. Era un jugador de baloncesto talentoso pero un estudiante promedio que dejó dos veces la universidad antes de graduarse en el Mississippi College en 1966.
Cuando la justicia ordenó el desmantelamiento del monopolio de la telefónica AT&T a comienzos de la década de 1980, Ebbers comenzó a comprar servicio telefónico sobrante y revenderlo a precios muy bajos. A mediados de la década siguiente ya se había convertido en un jugador de peso: adquirió WilTel Network Services por 1.200 millones de dólares y cambió el nombre de ese grupo a WorldCom.
En 1999, la empresa llegó a un récord de 64.50 dólares por acción y la revista Forbes estimó la fortuna de Ebbers en 1.400 millones de dólares.