El FC Barcelona jugará los octavos de final de la Copa del Rey tras eliminar al Cornellà, no sin sufrimiento, en un duelo decidido por Ousmane Dembélé en el tiempo de prórroga (0-2) evitando caer en la guillotina que había caído el Atlético de Madrid en ese mismo escenario y el Real Madrid, un día antes en Alcoy.
Los de Koeman sufrieron en el césped artificial del Municipal de Cornellà y a punto estuvieron de verse sorprendidos en varias ocasiones. Eso sí, por sus propios deméritos después de fallar dos penaltis. El primero lo erró Miralem Pjanic y el segundo, Dembélé, antes de solucionar la papeleta con un chutazo violento desde fuera del área.
La noche invitaba a que la Copa siguiera dando sorpresas y el Cornellà estuvo cerca de hacerlo. Koeman dio la alternativa al canterano Ilaix Moriba y a otros menos habituales como Riqui Puig, Junior y Trincao. Sin embargo, fue con Pedri, Dembélé y Busquets -los tres primeros cambios de Koeman- los que moldearon a su gusto el devenir del partido.
El Cornellà, por su parte, salió sin remordimientos, con la fuerza que merecía la cita y la ocasión. Gerard fue el primero en intentar batir a Neto en una jugada de Pol Moreno que no llegó a conectar, un aviso para los culés que movían el balón sin criterio, atorados por la falta de espacio y el aliento en el cogote que le proporcionaba su rival.
Tan solo una acción aislada, con Araujo como protagonista, terminó en penalti por juego peligroso. El balón lo cogió Pjanic después de tantos errores recientes desde los once metros: Griezmann, en la Supercopa, Braihtwaite, en Liga y Messi, que no estaba. Así que el exjugador de la Juve no tuvo problemas en asumir la responsabilidad, pero se topó con Ramón Juan, otro de los protagonistas del encuentro.
El portero cornellanense hizo más de una decena de paradas fundamentales, una de ellas en ese penalti que detuvo con maestría. Igual de protagonista fue en el segundo asalto, con dos manos prodigiosas a Lenglet y al propio Pjanic, y otro penalti en su botín. En esta ocasión le sirvió hacer la ‘estatua’ para detener a Dembélé en un lanzamiento muy centrado y sin picante.
No había manera de marcar un gol al portero local, un claro ejemplo de lo bien que trabaja la cantera el Cornellà, histórico del fútbol base catalán. Ni tan siquiera a balón parado, donde también estuvo sublime. El equipo de Guillermo Romo intentó respirar con alguna acción aislada, pero el dominio ya era total de los blaugrana. Solo quedaba resistir y soñar con la tanda de penaltis.
Medina y Eloy, en la misma jugada, tuvieron la más clara para el Cornellà, antes incluso que Ramón parase la segunda pena máxima. Se llegó al tiempo extra y ahí, el Barça salió de la trampa con un derechazo de Dembélé que humanizó a Ramón Juan. Los de casa intentaron reaccionar pero ya no hubo mucho más en su nómina de oportunidades. Para colmo, Braithwaite marcó el segundo en el último suspiro en un regalo de Pedri.
El equipo de Segunda B que murió con mucha dignidad y con la victoria ‘moral’ de haber obligado al Barça a jugar la prórroga en un duelo de tú a tú pese a la diferencia de categorías. El Barça, por su parte, no mejora ni su imagen, ni las sensaciones recientes, pero sale con el billete a octavos que no tienen ni Real Madrid, ni Atlético