Las ventas de vino italiano en todo el mundo cayeron del 4% en los primeros cinco meses del 2020, una tendencia sin precedentes en los últimos 30 años, debido a las dificultades que enfrenta el sector por la drástica reducción de la demanda por el coronavirus.
Según las cifras del mayor sindicato agrícola de Italia, Coldiretti, en China, entre los mayores importadores, y donde el virus apareció por primera vez en diciembre, el consumo de vino italiano cayó de un 44% entre enero y mayo.
Se redujeron las exportaciones también de un 12% al Reino Unido y del 14% en Francia.
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La demanda de vino italiano en Alemania y Estados Unidos, en cambio, fue casi estable (se redujo sólo -1%), pese a que sanciones aduaneras impuestas por el presidente Donald Trump podrían haber afectado más drásticamente al producto agroalimentario italiano más vendido en ese país.
Las cifras de Coldiretti se basan en los datos oficiales del Instituto Italiano de Estadística (Istat) y corresponden a los primeros cinco meses del año, durante los cuales permanecieron cerrados muchos restaurantes, bares y locales por la pandemia.
El dato contrasta con el del año 2019, marcado por el récord de Italia en las exportaciones de vino, confirmándose como el mayor productor de vino en el mundo con unos 47 a 49 millones de hectolitros.
«Casi 4 de cada 10 productores (39%) registran dificultades por la crisis (de coronavirus), debemos intervenir rápidamente para apoyar las exportaciones, reducir los costos y la burocracia», advirtió el presidente de Coldiretti, Ettore Prandini, citado en un comunicado de prensa.
En junio, el gobierno italiano adoptó un decreto que permite a los productores de vino transformar sus excedentes en gel desinfectante con la finalidad de liberar los tanques para la próxima cosecha.
Como los viticultores franceses, los italianos podrán transformar el vino que no se vendió durante los dos meses de confinamiento por el coronavirus en desinfectante de manos y etanol.
Los fondos públicos de la Unión Europea financiarán la destilación del vino después de que Bruselas diera su luz verde a la medida excepcional.