Las causas de defunciones de los guatemaltecos, en los últimos diez años, evidencia una transición de las razones infecciosas a las generadas por enfermedades crónicas o también llamadas no transmisibles.
Rodrigo Pérez
Las causas de mortalidad en el país han empezado a experimentar un cambio en la última década y cada vez se imponen más las provocadas por enfermedades crónicas —diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedad renal crónica, enfermedad del sistema circulatorio y cáncer— a las causadas históricamente por problemas infecciosos.
La cantidad de personas que padecen estos males crónicos también crece cada día, y se enferman más mujeres que hombres de diabetes y cáncer.
Así lo evidencia el Informe análisis de la situación epidemiológica de enfermedades no transmisibles en Guatemala, elaborado, en septiembre del 2015, por Centro Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS).
Estos padecimientos, que culminan con la defunción, se caracterizan por ser de larga duración, por evolucionar, por lo general, lentamente y necesitar tratamientos onerosos y, por esta razón, estas enfermedades tienen impactos sociales y económicos para el país.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura: Se prevé que el rápido aumento de estas enfermedades será un obstáculo para las iniciativas de la reducción de la pobreza en los países de ingresos bajos, en particular, porque disparan los gastos familiares por atención sanitaria. Las personas vulnerables y socialmente más desfavorecidas enferman más y mueren antes que las personas con mayor posición social, sobre todo, porque corren un riesgo mayor de exposición a productos nocivos, como el tabaco o los alimentos poco saludables, y tienen acceso limitado a servicios de salud.
Las personas que tienen una mala e insana alimentación, que fuman tabaco, consumen alcohol, no hacen ejercicio y están sometidas a altos niveles de estrés tienen más riesgo de morir por estas enfermedades no transmisibles.
Se estima que casi el 75 por ciento de las muertes de todo el mundo, provocadas por estas enfermedades, ocurren en países con ingresos bajos y medios, como lo es el caso de Guatemala.
Diabetes mellitus
Las tasas de mortalidad a nivel nacional por cada 100 mil habitantes, ocasionadas por la diabetes mellitus, se incrementaron entre 2008 y 2013, según el informe del MSPAS.
En ese lapso, la tasa nacional pasó de 26.5 a 34.8, evidenciando un incremento del 31 por ciento. La diabetes es una enfermedad crónica que se produce cuando el páncreas no produce insulina —diabetes tipo 1—, una hormona que regula el azúcar en la sangre o cuando el cuerpo la produce, pero en cantidades insuficientes o el organismo no la puede utilizar apropiadamente —tipo 2—.
En este último caso, existen formas que han demostrado ser eficaces para prevenir o retrasar su aparición —el 90 por ciento de los casos son de este tipo—. Ellas son, dice la OMS, el mantenimiento del peso normal, la realización de actividad física periódica y una dieta sana.
Con el paso del tiempo, el incremento de la glucosa puede poner en peligro a todos los órganos principales del cuerpo y provocar ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, neuropatías, insuficiencia renal, ceguera, impotencia e infecciones que pueden necesitar amputación.
Geográficamente, los cinco departamentos con más incremento de defunciones por esta enfermedad, entre 2008 y 2013, son Guatemala —la tasa pasó de 40.7 a 62.5—; Sacatepéquez —de 34 a 57.6—; Retalhuleu —de 38.3 a 55—; Quetzaltenango —de 32.5 a 49.6— y Escuintla —de 38.9 a 46.4—.
Por el contrario, las menores tasas de mortalidad por esta enfermedad se registran en Petén —tasa del 18.3—, Huehuetenango —tasa de 18.3—, San Marcos —18.1—, Quiché —16.7— y Alta Verapaz —14.5—.
En tanto que la morbilidad —proporción de personas que enferman en un sitio y tiempo determinado—, también se incrementó. En 2008, la tasa reportada de enfermos por cada 100 mil habitantes fue de 347 y en el 2014 fue de 583, según el informe de la cartera de Salud.
El riesgo de padecer esta enfermedad, según la investigación, es más alto a partir de los 40 años y es mayor en las mujeres a razón de 3 por cada hombre.
Enfermedades cardiovasculares
Las personas que viven en los departamentos de Zacapa, Jutiapa, El Progreso, Chiquimula y Jalapa —oriente del país— tienen el doble de posibilidades de morir por algún padecimiento cardiovascular, que los guatemaltecos que habitan el resto del territorio, porque las tasas de mortalidad que ahí se registran duplican la tasa promedio nacional.
La tasa de mortalidad a nivel de la república por enfermedades cardiovasculares, entre el 2005 y 2013, se incrementó del 69.1 a 79.3 por cada 100 mil habitantes, según el estudio. En este sentido, los ataques cardíacos, derrames cerebrales, la insuficiencia cardíaca —incapacidad del corazón de bombear sangre en los volúmenes adecuados— y la hipertensión arterial son las causas que provocan la defunción de guatemaltecos.
Llama poderosamente la atención que, como indica el estudio, el 50 por ciento de las personas fallecidas por hipertensión arterial en el 2013 no tenían ninguna escolaridad o solo el nivel primario, y ello evidencia la situación de estas personas, pues es preocupante, ya que tienen menos capacidad adquisitiva para comprar medicamentos.
Enfermedad renal crónica
Las tasas de mortalidad a nivel nacional, por enfermedad renal crónica, evidencian un incremento del 18 por ciento entre los años 2008 y 2013 al pasar del 11.8 al 13.9.
Las tasas más altas —en 2013— se ubicaron en Retalhuleu con 37.1 —casi tres veces más que la tasa nacional—; Guatemala, 25.4; Zacapa, 20.5 y Escuintla con 20.4.
Las más menores, por el contrario, son Baja Verapaz —7—, Quiché —7—, Totonicapán —5.9— y Petén —4.7—.
La mayor proporción de casos para este evento lo presentan las personas sin ninguna escolaridad o nivel primario; sexo femenino y en ocupación elemental —limpiadores, asistentes, recolectores, peones, vendedores, etc—; seguido por agricultores calificados —exclusivo hombres—; por residencia pertenecen a los departamentos de la costa sur con altas temperaturas ambientales, cita el estudio.
No existen, sin embargo, registros completos de la prevalencia de la enfermedad, debido a que el 90 por ciento de estas son asintomáticas en las etapas tempranas y solo son detectados los casos avanzados que necesitan tratamiento sustitutivo de la función renal.
Cáncer
Las mujeres guatemaltecas, por lo general, son las que más mueren a causa de este padecimiento, que es considerado hoy en día como una de las principales causas de enfermedad y mortalidad en todo el mundo. Y el problema crece cada año.
La tasa nacional de mortalidad de cáncer de cérvix por cada 100 mil habitantes pasó de 11 —en el 2008— a 13 —en el 2013—. Pero existen departamentos como Zacapa, que tiene una tasa de mortalidad, por este mal, tres veces superior al promedio nacional —38— o Retalhuleu con el doble —29—.
En tanto que la tasa de mortalidad de cáncer de mama pasó del 8 al 10, en el mismo período, mientras que la tasa de defunción de cáncer gástrico y de pulmón muestran un leve descenso en el mismo lapso; el cáncer hepático se mantiene invariable y el de próstata aumentó levemente al pasar de 7 a 8, según el estudio del MSPAS.
Diabetes preocupa a la OMS
El Día Mundial de la Salud, que se celebró el pasado 7 de abril, fue dedicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la enfermedad de la diabetes, que es considerada como una epidemia que está aumentando de manera extraordinaria en los países de ingresos bajos y medianos.
La entidad estima que en 2008, unas 347 millones de personas en todo el mundo padecían esta enfermedad, cuya prevalencia va en aumento. En 2012, la diabetes fue la causa directa de unos 1.5 millones de defunciones y más del 80 por ciento —alrededor de 1.2 millones de muertes— se produjeron en países de ingresos bajos y medianos. Según las previsiones esta enfermedad será la séptima causa de defunción para 2030.
La diabetes se puede tratar y controlar para prevenir complicaciones. Por ello es importante el mayor acceso al diagnóstico, la educación sobre el control personal de la enfermedad y el tratamiento asequible son componentes fundamentales de la respuesta, enfatiza el órgano internacional que pertenece a Naciones Unidas.