(Obstruidos, que no pueden seguir su camino, pérdida de tiempo, no se puede avanzar)
Calle Martí, ¡atorados!… Bulevar Liberación, ¡atascados! Roosevelt, ¡atorazón!… Aguilar Batres, ¡atorados¡ Pero igual, todas las calles y avenidas de la ciudad. Parecemos zompopos de mayo, pero en octubre. Todo el mundo llega tarde, y nos preguntamos ¿qué nos pasa?
Bueno, como la gasolina está barata, hay que sacar todos los cacharros, en una ciudad que desde hace años dejó de apostar por las soluciones al tránsito, al menos más allá del eficiente aviso que todos los años hace Amílcar Montejo: Hay que salir 15 minutos más temprano.
La situación es tan crítica, que los patojos hacen apuestas para ver cuándo le atina el Waze, porque la locura es tal, que ya ni sabe por dónde mandarlo a uno.
La que se puso como la gran diabla fue La Doña, Sandra Torres (UNE), porque dice que por culpa de mantenerse ¡atorada! en el tránsito, llega a tarde a todos lados. Uno de estos días montó en cólera por estar en una ¡atorazón!, y a uno de sus sesudos asesores de estrategia se le encendió el foco, y dijo: ¡Ya lo tengo!, este puede ser el tema que nos acerque a los capitalinos que no nos quieren ver ni en pintura. Lo que vamos a hacer es…
Y en medio del tráfico endemoniado, se dirigieron, sin avisar nada, al Palacio de La Loba. Ja, ja, ja, ja…, se rieron de la candidata y su equipo, cuando supieron que querían subir al sexto piso sin tener cita previa, nada menos que con el Virrey, Álvaro Arzú, quien a esas horas (3:00 p. m.) andaba echándose un colazo por la Reforma en una bicicleta que parece patineta y elíptica, con la que suele pasear para relajarse en los días cargados de tráfico (todos).
Pero como ya conocen a La Doña, lanzó sapos y centellas, y con voz dulce le pidió a la asistente que le avisara al Canchito que ella estaba en sus feudos. Dicho y hecho, lo llamaron, y pronto llegó. Ni modo, hay que recordar que juntos, Sandra y Álvaro montaron el Transurbano, que por cierto, como el Transmetro, nunca se termina.
Ni se habían sentado, cuando la candidata le preguntó si se daba cuenta que todos vivimos ¡atorados! en el tránsito. A mí todos los días me pasa reporte Amílcar, diciéndome que la culpa es de los gasolineros por poner tan barata la gasolina, además de los choleros que sacan sus carros para no mojarse. Así que si sé bien lo que está pasando.
Pero bueno, había que decir cuál era la brillante idea que se iba a disparar La Doña para ganar votos. Se la disparó a bocajarro: Ya anuncié en una radio que te pediría la construcción de carreteras de segundo y tercer nivel, ya que me hace juego con los programas sociales de segundo nivel. Me gusta la frasecita que me dijeron que repita, así es que vamos a volar alto… y los carros podrán circular por todos lados.
Arzú pensó para sus adentros: Para qué hacer grandes obras en la ciudad, si los que me votaron en las elecciones están recontentos, pues la ciudad está rebonita y relimpia. Pero ni modo de pelearse con La Doña, entonces lo que hizo fue decirle que pondría a trabajar a sus cuates en el diseño de las supercarreteras. Pero, para quitársela de encima, le ofreció todos los votos que hace cuatro años tuvo su esposa Patricia. Yo te ofrezco mi caudal, le dijo. Y Sandra salió feliz, pues tendrá carreteras y los votos capitalinos.
El que se la vio pálida por eso de quedarse ¡atrapado! en el tránsito fue su contrincante Jimmy Morales, porque cuando iba al foro-debate organizado por Prensa Libre– los carros no se movían -eran las 6:05 p. m.-, y el programa había sido anunciado por Guatevisión a las 6:00 de la tarde. Entonces, se bajó del carro y le hizo alto a una moto que venía a su lado y, al mejor estilo chapín, le pidió jalón. Moraleja: no te rindas por estar ¡atorado!, porque puede pasar un buen samaritano. Llegó con 15 minutos de retraso, pero se salvó el programa. Si le hubiera hecho caso a Montejo, llega puntual.
Jimmy, entonces, también pensó en buscar una solución, pero el Virrey no le dio cita ni párrafo: Si gana las elecciones, que me pida audiencia, le mandó a decir. Eso no le gustó al candidato por el FCN-Nación, que con buen humor les comentó a sus más cercanos colaboradores: Como vendió todo lo que tenía el Gobierno, ya no le interesa; pero ya se arrepentirá de ponerse del lado de los verdes. Además, es un alivio no tener que poner ministros de su partidito.
Entre todos, con los comentarios que escuchan, mi Red de meseros -informantes- me dio una información importante; así es que, para su conocimiento, esto es lo que pasa con el tiempo de los capitalinos en los días laborales (24 horas):
8 horas de trabajo.
7 horas de sueño.
5.5 horas para arreglarse, comidas y ver televisión.
3.5 horas de automóvil.
Cuando comenté estos números –para verificarlos– con algunas personas, me dijeron que eso es para los días normales, pero que hay días en los que por estar ¡atorados! tienen que tomar, al menos, una hora para comer y ver televisión, para disfrutar de los atascos que cada año son peores… y seguirán siendo así, porque, aunque se rían de la idea de La Doña, que no es tan mala pero sí irreal, porque suMuni no tiene nada pensado para aliviar a quienes día a día se la pasan ¡atorados!