Con informción de Yahoo.mx y lanacion.com
Desde hace una semana la policía belga comandaba una megaoperación antiterrorista en la que ya había caído con vida Salah Abdeslam, el «kamikaze» que sobrevivió a los atentados de París. Y de repente Bruselas amanece sumida en el horror.
¿Se trató de una revancha jihadista? ¿Fue un acto desesperado de la célula que integró Abdeslam y que se sentía acorralada? ¿O hubo una colosal distracción de las fuerzas de seguridad de Bélgica, como ya ocurrió en el pasado?
En medio de la emergencia y con todo por conocer, la investigación se inclina a determinar la posible relación entre las redadas policiales y las explosiones que sacudieron esta mañana el aeropuerto y el metro de Bruselas.
Abdeslam confesó poco después de su detención que estaba preparando un ataque, según anunció el fin de semana el ministro de Asuntos Exteriores belga, Didier Reynders: «Estaba listo para reiniciar algo en Bruselas. Quizá fuera verdad, porque hemos encontrado un montón de armas, de armas pesadas, en las primeras investigaciones. Y hemos visto una red nueva alrededor de él en la ciudad».
Fernando Reinares, investigador del Real Instituto Elcano y máximo experto español en terrorismo, cree que «no es descabellado» pensar que los atentados de esta mañana sean una reacción directa y apresurada de los jihadistas a los operativos de seguridad.
«A la vista del cerco policial que se venía estructurando desde el martes podrían haber decidido hacerlo. Es una hipótesis razonable -dijo-. De hecho, se trata de ataques que no tienen el nivel de complejidad de los de París.»
Por un lado, sería un golpe psicológico: demostrar que la capacidad de aterrorizar de Estado Islámico (EI) no se agota por la captura de una figura emblemática. Por otro, tendría el sentido práctico de actuar antes que las fuerzas de seguridad pudieran acceder a información privilegiada de boca de los detenidos.
El fiscal federal, Frédéric Van Leeuw, señaló en su primera declaración pública de hoy que la posible ejecución de los atentados como una reacción a la presión policial es una de las líneas de la investigación.
Las autoridades belgas habían logrado identificar en los últimos días a uno de los cómplices de Abdeslam en la preparación de los atentados en Francia, Najim Laachraoui. Lo buscan todas las agencias policiales europeas. Su ADN y el de Abdeslam aparecieron en una casa en Moelenbeek, el barrio de Bruselas de mayoría musulmana donde funciona la mayor base yihadista en Occidente.
Antes de los atentados, el gobierno belga había anunciado que buscaban a decenas de personas vinculadas a la célula que atacó París y que estaba activa en Bélgica desde hace al menos un año y medio. Esos nombres circulan ahora a toda velocidad entre los servicios secretos de toda Europa.