Asediado por varias crisis en EE. UU., Trump desata su rabia en mitin de campaña

Donald Trump multiplicó este jueves los ataques personales contra sus rivales demócratas durante un mitin de campaña en Minnesota de una extraordinaria agresividad, cuando el mandatario busca recuperar el control frente a la amenaza de un juicio político.

Ante una marea de gorras rojas, el presidente republicano dio rueda libre a su frustración.

En guerra abierta con los demócratas por la amenaza de un proceso de destitución y en conflicto con sus correligionarios republicanos por sus posiciones en Siria, el inquilino de la Casa Blanca atraviesa las dos semanas más difíciles de su presidencia.

En su primer contacto con su base electoral desde el lanzamiento, hace 15 días, de una investigación que podría convertirlo en el tercer mandatario estadounidense de la historia sometido a un «juicio político», Trump predijo que esa «caza de brujas» terminaría por fracasar y provocaría, en las elecciones presidenciales de 2020, «un contragolpe en la votación nunca antes visto».

Trump eligió para su regreso la ciudad de Minneapolis, en un estado tradicionalmente demócrata, pero donde casi destronó a Hillary Clinton en 2016.

Y desde ahí arremetió contra las principales figuras opositoras.

Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, quien lanzó la investigación en su contra, o «es muy estúpida», «o perdió la cabeza» o «es deshonesta».

¿El exvicepresidente Joe Biden, que podría ser su rival en las elecciones del 3 de noviembre de 2020? «Un mal senador». «Fue un buen vicepresidente simplemente porque entendió cómo lamer el culo de Barack Obama».

El miércoles, por primera vez, Biden se declaró a favor de un proceso de destitución de Trump.

El presidente de Estados Unidos luego arremetió contra la congresista demócrata Ilhan Omar, que representa ese distrito en la Cámara de Representantes.

Omar, junto a otras tres representantes del ala más izquierdista del partido -todas ellas pertenecientes a minorías- es objeto regular de los insultos de Trump. En julio dijo que debían «regresar» a sus países (Omar nació en Somalia), desatando una aguda polémica en Estados Unidos. 

Personas desquiciadas

«!Es una socialista que detesta a Estados Unidos!», lanzó ante una multitud frenética. «¡Es una vergüenza para nuestro país!». «Es una de las razones por las que ganaremos en Minnesota», apuntó.

En una atmósfera electrizante, como en todos los mitines de «Make America Great Again» («Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo»), Trump arremetió contra los congresistas que llevan a cabo la investigación «partidista e inconstitucional», según los términos del abogado de la Casa Blanca, hacia una eventual destitución.

«Nos enfrentamos a algunas personas desquiciadas, enfermas». «Los demócratas están en una cruzada para destruir nuestra democracia. No dejaremos que pase», lanzó.

Trump eligió el enfrentamiento, negándose a cooperar con el Congreso y abriendo un periodo de gran incertidumbre que debería poner a prueba las instituciones estadounidenses.

Los demócratas buscan determinar en qué medida el presidente estadounidense presionó a su par ucraniano Volodimir Zelenski durante una llamada telefónica para que buscara información comprometedora de Joe Biden.

«Dijo ‘No hubo ningún chantaje’, utilizó esa palabra», señaló Trump, evocando unas declaraciones recientes de Zelenski.

En la jornada el mandatario arremetió contra una reciente encuesta de Fox News que mostró que el 51% de los estadounidenses se inclina por la destitución del presidente republicano, un salto de nueve puntos en comparación con julio.

«Desde el día en que anuncié mi candidatura para la Casa Blanca, NUNCA he tenido una buena encuesta de Fox News», dijo el jueves por la mañana. 

«Quienquiera que sea su encuestador, apesta», agregó, antes de lamentar que el canal conservador popular es muy diferente de lo que era en «los viejos tiempos».

Otra fuente de frustración y molestia para el presidente es Siria. 

Su decisión, anunciada el domingo por la noche, de retirar las tropas estadounidenses de zonas clave del noreste de Siria y dejar la puerta abierta a una intervención turca, provocó asombro y críticas en su propio equipo.

El senador republicano Lindsey Graham, quien generalmente apoya a Trump, lo acusó de haber «abandonado vergonzosamente» a los kurdos, y presentó una propuesta para castigar severamente a Ankara si el ejército turco no se retira de Siria.

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