América Latina lucha frente al feroz avance de la pandemia de coronavirus, que se ensaña en particular con Brasil, cuyo presidente Jair Bolsonaro amenazó con retirar a su país de la OMS por actuar con «sesgo ideológico», mientras el mundo se acerca al simbólico umbral de 400,000 muertos.
Cerca de 6,7 millones de personas han contraído oficialmente la covid-19 y más de 395,500 han muerto desde que la pandemia se inicio en la ciudad de Wuhan, en el centro de China, en diciembre pasado.
El epicentro del nuevo coronavirus se encuentra desde hace un par de semanas en América Latina, con más de 1,2 millones de casos y más de 60.000 muertos, más de la mitad de ellos en Brasil (unos 645.000 casos y unos 35.000 decesos), donde Bolsonaro rechazó aplicar medidas de confinamiento a nivel nacional y se ha enfrentado a gobernadores y alcaldes que sí las han tomado.
En sintonía con esta actitud confrontativa, y siguiendo los pasos de su homólogo estadounidense Donald Trump, Bolsonaro amenazó el viernes con retirar a su país de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Les adelanto en este momento: Estados Unidos se retiró de la OMS, y estamos estudiando eso en el futuro. O la OMS trabaja sin sesgo ideológico o nos vamos también. No necesitamos personas de afuera ofreciendo su opinión sobre la salud aquí», dijo a la prensa en Brasilia el mandatario ultraderechista.
El gigante sudamericano es desde el jueves el tercer país con más muertes y su situación sanitaria amenaza también a sus vecinos (Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela…). Se trata de una «bomba de tiempo», según un médico especialista en enfermedades infecciosas en Paraguay, fronterizo con Brasil.
Con 127 millones de habitantes, México registra 13,170 muertes y 110,026 casos positivos, según el último balance del viernes, un pico de propagación y mortalidad que no ha impedido al gobierno iniciar la reapertura económica y social del país.
Perú, segundo país de la región en casos (187,400) y tercero en decesos, registró 5,162 muertes, con un sistema sanitario al borde del colapso por las más de 9,000 personas hospitalizadas y con una seria escasez de oxígeno para pacientes graves.
Reabren El Prado y Versalles
El contraste con la situación que vive Europa, donde el coronavirus hizo estragos entre fines de febrero y principios de mayo especialmente, no puede ser más grande.
Este sábado, joyas histórica y culturares muy turísticas del Viejo Continente como el museo de Prado en Madrid o el Palacio de Versalles en las afueras de París reabrieron sus puertas.
Un mes antes que el Louvre en París, el Prado comenzó a recibir visitantes en paralelo a otros dos grandes museos de la capital española, el Reina Sofía y el Thyssen.
España (más de 27.000 muertos) seguirá el lunes con su cauteloso desconfinamiento por fases con el pase de Madrid y Barcelona a la segunda y penúltima etapa que autoriza la apertura de playas para el baño recreativo o del interior de restaurantes.
De su lado, Francia, que ha registrado más de 29,000 muertos, declaró el viernes que la epidemia estaba «controlada», ya que el virus circula ahora a «baja velocidad», según François Delfraissy, presidente del consejo científico que asesora al gobierno.
Diferente es la situación en el Reino Unido, que si bien también aplica un levantamiento progresivo de las restricciones, superó este viernes las 40.000 muertes por el coronavirus.
Reunión de la OPEP
En Estados Unidos, la bolsa terminó la semana de manera eufórica con un alza de 3.15% en Wall Street, estimulada por el anuncio de una sorpresiva caída en la tasa de desempleo en mayo en Estados Unidos, señal de que la economía se reactiva más rápido de lo previsto.
Esto llevo a Trump a declarar que su país había superado «en gran medida» la crisis del coronavirus, que ha dejado unas 109,000 muertes y 1,9 millones de casos declarados, convirtiéndolo de lejos en el país más afectado del mundo.
En medio de esta lenta recuperación de la economía mundial, los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados se reúnen este sábado para debatir las consecuencias de su drástica reducción de la producción aplicada para contrarrestar los efectos de la pandemia.
Tras un acuerdo alcanzado el 12 de abril, los países de la OPEP y sus aliados decidieron retirar del mercado, del 1 de mayo a finales de junio, 9,7 millones de barriles diarios (mbd), es decir, alrededor del 10% de la oferta mundial antes de la crisis, para enfrentar la caída de la demanda.