La pandemia de Covid-19 dejó a América Latina y el Caribe frente a un producto interior bruto (PIB) del 9.1% en la región, el cierre de aproximadamente 2,7 millones de pequeñas y medianas empresas y la pérdida de 47 millones de empleos.
Así se desprende de un nuevo informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de Naciones Unidas y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentado este martes por la secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena; y el director regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro.
El texto revela que la recuperación de la actividad laboral va a tomar varios años hasta en el mejor de los escenarios.
Así, con una tasa de crecimiento promedio del 3%, los niveles laborales anteriores a la pandemia se alcanzarían en 2023, pero si la región crece a una tasa promedio al 1.8% dichos niveles se alcanzarían en 2025. Por su parte, con la tasa promedio del último sexenio (0.4%) no se alcanzaría la recuperación en la próxima década.
Mujeres y jóvenes, los sectores más afectados por la crisis
La secretaria ejecutiva de Cepal ha subrayado que la pandemia potencializó los problemas estructurales del mercado de trabajo que ya arrastraba la región, lo que se traducirá en un incremento de los despidos y una pérdida de ingresos laborales del 19.3% en los tres primeros trimestres del año en la región.
La desigualdad es otra brecha que agrandó la pandemia, de modo que la contingencia sanitaria dejará fuertes pérdidas de empleo en los grupos más vulnerables, sobre todo en el caso de mujeres y jóvenes de entre 15 y 24 años.
Bárcena explicó que las mujeres se vieron especialmente afectadas por el confinamiento y el cierre de las escuelas, que exacerbó la presión sobre ellas, de modo que la fuerza de trabajo femenina cayó un 15.4% frente a la caída del 11.8% masculina.
Las trabajadoras domésticas no remuneradas (-24.3%) y las empleadas domésticas remuneradas (-32.2%) fueron los sectores más afectados en términos de pérdida de empleo.
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De su lado, la crisis afectó fuertemente al empleo de la «lockdwon generation», que son los jóvenes entre 15 y 24 años, impactando particularmente a los que se incorporan al mercado laboral por primera vez.
Pinheiro indicó que la caída en el empleo de jóvenes fue de 7.8 puntos porcentuales con respecto al segundo trimestre de 2019, mientras que para los mayores de 25 años fue de 7.3 puntos porcentuales.
Asimismo, el aumento en la tasa de paro de los jóvenes fue mayor que en la población adulta pese a la mayor caída en la tasa de participación.
Esto se explica porque la baja dinámica de contrataciones afecta más a los jóvenes por la menor disponibilidad de vacantes para los primeros empleos (menos incorporaciones) y la menor renovación de contratos temporales y de períodos de prueba (más despidos).
Según el representante de la OIT, esto producirá una menor probabilidad de conseguir empleo entre los jóvenes, lo que provocará largos períodos de inactividad que dejarán cicatrices en su trayectoria laboral, con una mayor informalidad y exclusión en el mercado laboral en el futuro.
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Sectores dinamizadores para la recuperación
Por su parte, el texto elaborado en conjunto por ambas instituciones resalta siete sectores económicos como dinamizadores para la recuperación económica.
Estos son la transformación de la matriz energética con base en las energías renovables; la movilidad sostenible y los espacios urbanos; la revolución digital para la sostenibilidad, la bioeconomía, la sostenibiidad basada en recursos biologicos e ecosistemas; y la economía circular; el turismo sostenible.
En concreto, Bárcena expuso que la dinamización del sector energético supondría la generación de hasta 7 millones de empleos hasta 2032.
«Si nosotros descarbonizamos la matriz eléctrica e incrementamos el uso de la energía renovable del 12% al 40% con un coste anual de 1.3 puntos del PIB se reduce 30% las emisiones de carbono acumuladas y esto podría generar 7 millones de empleos entre 2020 y 2032«, ha puntualizado la secretaria de Cepal.
Sin embargo, Bárcena advirtió de que estos sectores necesitarán de una política fiscal expansiva, el financiamiento y liquidez a pymes a largo plazo y la regulación y uso sostenible de recursos de recursos naturales con políticas productivas proempleo y medidas ambientales.
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