Las autoridades alemanas intentaban aclarar el martes qué motivó al hombre que atropelló a decenas de personas que celebraban el lunes el carnaval en una pequeña ciudad, en un país aún conmocionado por el atentado racista de la semana pasada.
La policía local revisó a la alza el balance del atropello e informó de 61 heridos, de entre 2 a 85 años. Entre ellos, figuran 20 niños, según la fiscalía de Fráncfort (oeste).
Los motivos del conductor alemán de 29 años, que está detenido, siguen siendo un misterio. No estaba borracho, según la fiscalía.
Por ahora, se ha abierto una investigación por «tentativa de asesinato agravado», puesto que la fiscalía considera que «lanzó deliberadamente su auto contra la multitud con la intención de matar».
No descartó en cambio que el individuo, originario de Volkmarsen, ciudad de 7,000 habitantes de la región de Hesse donde se produjeron los hechos, haya podido actuar bajo influencia de drogas.
«Lo vi arrancar (en su vehículo), parecía drogado, y dijo +pronto saldré en los periódicos+» relató un vecino del hombre a la televisión RTL.
Las autoridades no podían determinar el martes con certeza si el individuo actuó de forma intencional o no, con su Mercedes de color gris metalizado.
La fiscalía anunció haber detenido el martes a una segunda persona, que grabó los hechos, sin precisar si estaba o no relacionada con el conductor.
Objetivo: los niños
El jefe del Estado Frank-Walter Steinmeier dijo en su cuenta de Facebook que se sentía «profundamente afectado» por el incidente y deseó un pronto restablecimiento a las víctimas.
Según la policía, 35 personas siguen hospitalizadas, varias en estado grave.
Testigos interrogados por el diario Frankfurter Rundschau tuvieron la impresión de que el sospechoso tenía como objetivo especial los niños, tras haber embestido a toda velocidad contra la muchedumbre, a lo largo de una treintena de metros.
«Mi esposa me llamó, corrí hacia ellas y vi a mi hija ensangrentada, tendida en el suelo», cuenta Sven Hirdler, de 33 años, al diario popular Bild. La pequeña Emilia, de 4 años, sufre heridas relativamente leves.
«Había unas quince personas yaciendo en el suelo, incluidos numerosos niños pequeños», indicó el periodista local Elmar Schulten al diario popular Bild Zeitung.
La fiscalía antiterrorista no se ocupa por ahora del caso, señal de que las autoridades no privilegian la hipótesis de un atentado.
El detenido tampoco está fichado como extremista, indicó una fuente de los servicios de seguridad, pero sí era conocido por casos de insultos e intrusión, según la prensa alemana.
Desfiles autorizados
El incidente del lunes tuvo lugar en un contexto tenso en Alemania, en particular en el estado de Hesse, donde el miércoles un extremista mató a nueve personas en dos ataques racistas en la localidad de Hanau.
El gobierno alemán también se mantiene en alerta ante las amenazas de grupos islamistas extremistas, particularmente desde diciembre de 2016, cuando 12 personas murieron arrolladas por un camión en Berlín, atentado reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Pero también preocupa el terrorismo de extrema derecha, tras el asesinato de un político alemán promigrantes, en junio de 2019 en Kassel, también en Hesse, y luego un ataque contra una sinagoga de Halle en octubre de 2019, antes del atentado de Hanau.
Las regiones católicas del oeste y el sur de Alemania celebraron estos días el carnaval, una cita anual de disfraces muy popular.
El lunes, la policía había anunciado por «medida de precaución» la anulación de todos los desfiles en el Estado de Hesse. El martes, el ministerio del Interior de este Land dio luz verde para que los desfiles aún previstos puedan celebrarse.