La Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) concluyó su cumbre este sábado en La Habana con un llamado a la unidad de sus miembros, ante la «política agresiva e intervencionista» de Estados Unidos.
«Los desafíos que enfrentamos reafirman la necesidad de cerrar filas frente a las amenazas, injerencias y agresiones externas», señala la declaración final de la XVII cumbre de la organización internacional, lanzada por los desaparecidos Fidel Castro y Hugo Chávez hace 15 años.
La cita reunió a los presidentes Nicolás Maduro (Venezuela), Daniel Ortega (Nicaragua) y al mandatario cubano Miguel Díaz-Canel, todos ellos enfrentados al gobierno de Donald Trump.
Los acompañó en el encuentro el líder del único y gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), Raúl Castro.
El ALBA es una alternativa de integración de países con gobiernos de izquierda en el continente americano. La conforman actualmente Antigua y Barbuda, Cuba, Dominica, Granada, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Venezuela.
Ecuador abandonó el bloque en 2018 y Bolivia lo hizo el pasado 15 de noviembre, tras la renuncia a la presidencia de Evo Morales.
Al cierre de la cita, en las escalinatas de la Universidad de La Habana, Nicolás Maduro se comprometió, en memoria de Castro y Chávez, a «continuar en resistencia y en lucha».
Inestabilidad regional
La cumbre ocurre en momentos en que la administración de Donald Trump arrecia sus sanciones económicas contra Venezuela, Cuba y Nicaragua, países a los que llama la «troika de la tiranía».
En una declaración leída la tarde del sábado por el canciller cubano Bruno Rodríguez, el ALBA condena «la política agresiva e intervencionista del Gobierno de Estados Unidos».
Considera que «la férrea aplicación de inhumanos modelos neoliberales son las causas fundamentales de la peligrosa inestabilidad regional».
También condena «el golpe de Estado contra «Evo Morales en Bolivia, «las amenazas del uso de la fuerza por el gobierno de Estados Unidos contra Venezuela», y «los reiterados intentos desestabilizadores contra el gobierno» de Daniel Ortega en Nicaragua.
De acuerdo con el cubano Díaz-Canel, Estados Unidos usó a su «fiel peón», la Organización de Estados Americanos (OEA), para sacar a Morales del poder.
«No sorprende que, como impone el libreto imperial, la primera acción de política exterior de los golpistas en Bolivia fuera salirse del ALBA», comentó.
Según la declaración del bloque, para recuperar los espacios conquistados por «gobiernos progresistas», Estados Unidos «revive métodos que parecían superados en la historia de América Latina y aplica nuevas fórmulas de la llamada guerra no convencional».
El ALBA rechazó además «la falsedad estadounidense de atribuir» al bloque socialista latinoamericano «la responsabilidad en la organización de las masivas protestas populares que se han extendido por la región», y que aún mantienen en zozobra a Chile.
Relanzamiento de Petrocaribe
Washington ha arreciado el bloqueo que aplica contra Cuba desde 1962, y acusa a La Habana de apoyar militarmente al gobierno de Maduro. Ha impuesto multas a los envíos de combustibles a la isla, complicando el abastecimiento.
Ante ello, Maduro aseguró que relanzarán «con mucha fuerza, para el primer semestre del 2020, el proyecto de Petrocaribe», que permite comprar el petróleo venezolano a precios preferenciales y del que se han beneficiado los miembros del ALBA.
«Es un proyecto fundamental de la seguridad energética definitiva del Caribe», dijo Maduro. Al inaugurar la cumbre en la mañana, Díaz-Canel llamó a «enfatizar al ALBA como plataforma de coordinación política y defensa de la independencia, la paz y la integración» regionales