Al menos un millón de enfermos y más de 53 mil muertos por la pandemia

Más de un millón de personas en los cinco continentes han dado positivo en las pruebas del nuevo coronavirus, aunque el número real de enfermos es mucho mayor en todo el mundo, donde la pandemia sigue avanzando y dejando desoladores balances de muertos en países como Estados Unidos y España.

Esta crisis sanitaria sin precedentes tiene a casi la mitad de la humanidad confinada y la actividad económica del planeta entero también parece estar congelada.

Además de las pérdidas humanas, los efectos financieros de la pandemia no se han hecho esperar. En España, hubo en marzo 302,265 desempleados más que en febrero y en Estados Unidos 6.6 millones de personas perdieron sus empleos en una semana.

Según los últimos recuentos de la AFP, al menos 1,035,380 contagios han sido detectados en 188 países y territorios. Pero este número refleja solamente una parte de la realidad ya que hay muchos enfermos que no han sido ni serán oficialmente diagnosticados debido a la falta de pruebas para todos.

Unos sanitarios embarcan en un avión de las fuerzas aéreas francesas a unos pacientes de COVID-19 el 3 de abril de 2020 en el aeropuerto Findel de Luxemburgo para evacuarlos a otras zonas con hospitales menos congestionados.

Además, el nuevo coronavirus ha matado a más de 53,000 personas. Y no solo a mayores. También muere gente joven y sana ante el estupor de médicos y científicos.

Cantidad de muertos oficialmente anunciados por país por el nuevo coronavirus, al 3 de abril de 2020.

Otro 11 de septiembre

Europa es el continente más afectado, pero Estados Unidos está en camino de convertirse en el nuevo epicentro de la pandemia.

En un día, el país registró un récord de 1,169 muertos, según el recuento de la universidad Johns Hopkins. La cifra es la mayor registrada por un país en 24 horas, desde el inicio de la pandemia. El 27 de marzo, Italia había registrado 969 muertos en un día, con una población cinco veces inferior a la de EEUU.

En total, en Estados Unidos se registraron 5,926 fallecidos, según cálculos oficiales. Pero las previsiones de la Casa Blanca estiman que la COVID-19 podría matar entre 100,000 y 240,000 personas en el país.

El confinamiento y el avance de esta enfermedad desconocida provoca además daños psicólogicos. En Estados Unidos se compara ya con el impacto que generaron en el ánimo de la población los atentados del 11 de septiembre de 2001.

En la ciudad de Nueva York, donde ya hay más de 1.500 muertos, el personal sanitario carece de los equipos de protección necesarios, al igual que ocurrió en Italia, España o Francia.

«Los soldados no van a la guerra desarmados, ¿por qué los médicos trabajarían sin equipo de protección?», dice una de las cerca de 30 enfermeras que organizaron el jueves una manifestación frente a un hospital de Nueva York para denunciar la falta de mascarillas y batas.

En Italia, el país más afectado por la pandemia hasta la fecha, con casi 14.000 muertos, el crematorio más grande de Milán cerró el jueves, abrumado por la afluencia de cuerpos. En Bérgamo, la ciudad más afectada del país, los cadáveres fueron transportados en camiones militares a otras regiones para su cremación.

Reguero de pólvora

Unos fieles musulmanes rezan el 3 de abril de 2020 en una calle de la ciudad paquistaní de Karachi, junto a una mezquita cerrada por la pandemia de coronavirus.

A falta de vacuna o medicamentos, el aislamiento sigue siendo el antídoto más efectivo. Sin embargo, en las zonas más pobres del mundo el confinamiento es prácticamente imposible y el jabón, un lujo.

En lugares como Bakassi, un gran campo de desplazados por la violencia yihadista en el norte de Nigeria, donde viven más de 30,000 personas, se han instalado precarios lavabos para inculcar a la población el hábito de la higiene.

«El sistema de salud no podrá frenar al virus ni cuidar a los enfermos», dice un empleado de la ONU en el noreste del país. «La epidemia se propagará como un reguero de pólvora. Es aterrador», dice.

En la zona, la mayoría de la población depende de la ayuda humanitaria, que con la pandemia también puede mermar o tener problemas en llegar.

En América Latina y el Caribe se registran hasta el momento 25,000 casos confirmados de Covid-19, según el balance de la AFP elaborado con datos oficiales y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En el cementerio de Sao Paulo, los entierros ya son «exprés», y los velorios sin abrazos.

«Aquí enterramos unas 45 personas por día, pero en la última semana son de 12 a 15 más. Es mucho peor de lo que vemos en las noticias, esto es grave», dijo a la AFP un sepulturero del cementerio, bajo anonimato.

Especialmente duras fueron las imágenes que llegaron desde la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, donde la saturación de los servicios funerarios provocó que los muertos fueran transportados por las propias familias en automóviles privados o se quedaran durante horas en las casas.

Horrible dilema

En países como Italia, los gobiernos se ven enfrentados además a un horrible dilema: levantar poco a poco el confinamiento para relanzar la economía o prolongarlo para salvar vidas, en palabras de Paul Romer, premio Nobel de economía en 2018.

El jefe de gobierno italiano, Giuseppe Conte, pidió el viernes a la Unión Europea (UE) que sea «más ambiciosa, valiente y esté más unida». La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen aseguró que el bloque saldrá «más fuerte» de esta crisis pese a las dudas que persisten sobre su capacidad de hacerle frente con una sola voz.

La Comisión Europea propuso crear un instrumento para garantizar hasta 100,000 millones de euros en planes nacionales de apoyo al empleo.

Un policía revisa la temperatura de un cliente antes de permitirle entrar a un supermercado de Penang el 3 de abril de 2020.

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