La semana pasada, el comisario general de la Unrwa, Philippe Lazzarini, anunció que su organización carecía de dinero para pagar los sueldos de noviembre y diciembre de sus 28 mil empleados, que son en su mayoría refugiados que ofrecen servicios (educación, salud) a más de cinco millones de palestinos repartidos en campos en Jordania, Siria, Líbano y los Territorios palestinos.
La agencia padece el cese de la ayuda financiera de la administración estadounidense de Donald Trump. En 2018 Washington, hasta entonces principal donante, puso fin a su ayuda anual de 360 millones de dólares –30% del presupuesto de esta agencia–, estimando innecesaria su existencia, 70 años después de iniciado el conflicto árabe-israelí.
La situación es particularmente crítica en la franja de Gaza, enclave palestino de dos millones de personas donde el desempleo supera el 50%, y la pandemia del covid-19 obligó a las autoridades a reducir en 40% el sueldo de los funcionarios.
La suspensión de programas de la Unrwa podría tener efectos “devastadores” en este territorio bajo control del movimiento islamista de Hamas, y donde la Unrwa, con sus 13,000 empleados, es el “primer empleador”, al margen de las autoridades locales.
“Representamos el 80% de la ayuda a Gaza. Si suspendemos los servicios, puede producirse un desastre total (…) en plena pandemia” subraya Lazzarini, en esta entrevista el domingo por la noche por videoconferencia.
“Y lo mismo puede producirse en Líbano”, donde viven más de 470 mil refugiados palestinos.
“Es un país golpeado por una crisis financiera sin precedentes, donde el índice de desempleo se dispara” y la suspensión de los programas de ayuda a los palestinos puede ser una “nueva fuente de inestabilidad”, dice el jefe de la Unrwa, agencia que según él “se enfrenta a su peor crisis financiera”.
¿Súper Biden?
La crisis de la financiación de la Unrwa es tema de debate habitual en medios diplomáticos y humanitarios, y Lazzarini reconoce que muchos de sus donantes están “cansados” de financiar la ayuda a los refugiados de este conflicto que dura ya más de 70 años.
“Estamos al borde del abismo” afirma Lazzarini, que llegó al cargo este año en plena crisis de la organización, abandonada por la administración Trump.
Tras la suspensión de la contribución de Washington, unos 40 Estados aumentaron durante un año su contribución para limitar el impacto de esta decisión. Pero, desde entonces, las contribuciones han caído y la crisis del covid-19 no ha ayudado este año, cuando la única esperanza para los palestinos y los medios humanitarios viene del futuro presidente electo estadounidense, Joe Biden.
El gran interrogante es saber si el sucesor de Donald Trump en la Casa Blanca volverá a aportar dinero para la Unrwa.
“Todos los mensajes indican que hay una voluntad de la parte de la (futura) administración de restaurar la relación a largo plazo con la Unrwa. Cómo y cuándo (…) eso se hablará cuando la nueva administración asuma su función”, dice Lazzarini.
Pero hasta que llegue enero –el nuevo presidente de Estados Unidos jurará el cargo el 20 de enero próximo– la Unrwa intenta convencer a los donantes que aporten 70 millones de dólares para que la Unrwa pueda pagar sueldos.
¿Desde que su llamada de auxilio se produjo la semana pasada, se han recibido promesas de aportes? “Aún no” responde Lazzarini, quien espera no imaginarse lo que supondría la suspensión de las actividades de la agencia.